martes, noviembre 01, 2016

LECTURAS DEL SÁBADO 19 DE NOVIEMBRE DEL 2016.


Primera Lectura: Apocalipsis 11:4-12

4 Ellos son los dos olivos y los dos candelabros que están en la presencia del Señor de la tierra.
5 Si alguno quiere hacerles daño, saldrá de su boca fuego que devorará a sus enemigos; así, el que intente hacerles daño morirá sin remedio.
6 Tienen poder para cerrar el cielo y que no llueva mientras dure su profecía; tienen también poder para transformar el agua en sangre y herir la tierra a voluntad con plagas de toda especie.
7 Cuando terminen sus testimonio, la fiera que sube del abismo les hará la guerra, los derrotará y los matará.
8 Sus cadáveres yacerán en la calle de la gran ciudad, llamada en lenguaje profético Sodoma o Egipto, donde también su Señor fue crucificado.
9 Durante tres días y medio, gente de todo pueblo y raza, de toda lengua y nación mirarán sus cadáveres y no permitirán que les den sepultura.
10 Los habitantes de la tierra se felicitarán por su muerte, harán fiesta y se cambiarán regalos, porque estos dos profetas eran un tormento para los habitantes de la tierra.
11 Al cabo de los tres días y medio un aliento de vida mandado por Dios entró en ellos y se pusieron e npie; el terror sobrecogió a todos los que lo veían.
12 Oyeron entonces una voz potente que les decía desde el cielo: "Subid aquí". Y subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos.

Explicación.

Para describir su condición se usan dos imágenes: dos olivos (cf. Zac 4,3.11-14: los dos ungidos, rey y sacerdote, atributos de los cristianos, cf. 1,6; 5,7) y dos candelabros o fuentes de luz, como las siete iglesias en la visión inicial del libro (cf. 1,12) (4). La fuerza de su mensaje es irresistible, los adversarios no pueden impedir su proclamación (5). Las dos figuras aparecen bajo los rasgos de los más celebres profetas del AT; ambas ostentan los atributos de Elías (fuego: 2 Re 1; Eclo 48,1-3; cerrar el cielo para impedir la lluvia: 1 Re 17) y de Moisés (transformar agua en sangre, plagas: Éx 7-12) (6). 

El testimonio llega a suscitar la persecución sangrienta por parte del Estado, considerado como una potencia diabólica (7: la fiera que sube del abismo); el poder político les dará muerte, pero la sociedad habrá tenido mucho tiempo de captar el mensaje que proponían (cuando terminen su testimonio). Último ultraje, negarles la sepultura, como a gente rechazada por Dios (Sal 79,3; Jr 8,2; 16,4-7; 25,33; 2 Mac 5,10) (8). La ciudad que tal hace es la que en lenguaje profético (lit. "espiritualmente/inspiradamente") se llama Sodoma, la ciudad abominable destinada a la destrucción y Egipto, la tierra de opresión de donde saca el éxodo de Jesús. Jerusalén, que crucificó al Señor, se convierte en prototipo de ciudad maldita y opresora.

Se pensaba que la muerte esra definitiva pasados tres días; así, a los tres días y medio, creerán haber acabado para siempre con la denuncia que los atormentaba; de todo pueblo y raza: el mensaje evangélico pone en peligro la existencia de cualquier forma de opresión en el mundo (9). Alegría de los impíos que piensan haber cerrado la boca a Dios (10).

Pero la suerte de los testigos -como la de todo cristiano- es la misma de Jesús: el triunfo del mundo es sólo aparente (11). Llegará el día en que sean reivindicados públicamente, cuando será evidente que Dios estaba de su parte. Es decir, los adversarios podrán constatar que la persecución, en vez de ponerle fin, fortalece el movimiento suscitado por el mensaje (12).

Salmo Responsorial: Salmo 144:1-2, 9-10


(Sal 18)
1Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la bataIla.
2Mi aliado, mi alcázar,
mi baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete mi pueblo.
9Oh Dios, te cantaré un canto nuevo,
tañendo el arpa de diez cuerdas.
10Tú das la victoria a los reyes,
tú protegiste a David, tu siervo.
Explicación.
144,1-2 En estos versos se unen los recursos defensivos a los combativos. El v. 1 combina 18,3 con 18,35. "Mi pueblo": en singular: cfr. 2 Sm 22,44.
144,9 Cita del Sal 33,3.
144,10 Toma 18,51 y lo transforma en principio general; véanse también los salmos reales 20,10 Y 21,2.
Transposición cristiana.
Por referirse el salmo a David, los antiguos lo leyeron en clave cristológica. El Mesías davídico es también el "hombre" de quien se ocupa Dios Padre.

Evangelio: Lucas 20:27-40


27 Se acercaron entonces unos saduceos, de esos que niegan la resurrección, y le propusieron
28 este caso:
- Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero no hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano".
29 Bueno, pues había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos.
30 El segundo,
31 el tercero y así hasta el séptimo se casaron con la viuda y murieron también sin dejar hijos,
32 finalmente murió también la mujer.
33 Pues bien, esa mujer, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos va a ser mujer, si ha sido mujer de los siete?
34 Jesús les respondió:
- En este mundo, los hombres y las mujeres se casan;
35 en cambio, los que han sido dignos de alcanzar el mundo futuro y la resurrección, sean hombres o mujeres, no se casan;
36 es que ya no pueden morir, puesto que son como ángeles, y, por haber nacido de la resurrección, son hijos de Dios.
37 Y que resucitan los muertos lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "el Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob".
38 Y Dios no lo es de muertos, sino de vivos; es decir, para él todos ellos están vivos".
39 Intervinieron unos letrados:
- Bien dicho, Maestro.
40 Porque ya no se atrevían a hacerle más preguntas.

EXPLICACIÓN

Vse. Mc 12,18-27. Los círculos del poder económico y religioso (saduceos: sumos sacerdotes y senadores) aparecen como radicalmente materialistas. No esperando otra vida, su objetivo es pasar la presente en posición de privilegio, sin detenerse ante la explotación del pueblo (19,46: "cueva de bandidos").

Ante la aprobación de los letrados (fariseos), Jesús se encara con ellos (39-41). Punto neurálgico de la expectación mesiánica: la calidad del Mesías (cf. Is 11,1: Jr 33,14-18).Hijo/sucesor de David, vse. Mc 12,35-37. En Lc 1,32 se afirmaba que Jesús sería heredero de David, su padre/antepasado, pero él mismo será "Hijo del Altísimo", "Hijo de Dios" (1,32.35). El prototipo del Mesías no es, pues, David, sino Dios mismo.

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