PRIMERA LECTURA. Ageo 2,1-9.
Segundo oráculo.
1El año segundo del reinado de Darío, el veintiuno del mes séptimo, el Señor dirigió la palabra por medio del profeta Ageo:
2-Di a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Yosadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo: 3¿Queda alguien entre vosotros que haya visto este templo en su esplendor primitivo?, ¿cómo lo encontráis ahora?, ¿no os parece que no existe? 4Pues ánimo, Zorobabel -oráculo del Señor-; ánimo, Josué, hijo de Yosadac, sumo sacerdote; ánimo, pueblo entero -oráculo del Señor-: ¡a la obra!, que yo estoy con vosotros -oráculo del Señor de los ejércitos-. 5El compromiso con vosotros cuando salisteis de Egipto y mi espíritu sigue entre vosotros; no temáis. 6Y así dice el Señor de los ejércitos: Dentro de muy poco yo agitaré cielo y tiera, mares y continentes; 7haré temblar a todas las naciones y vendrán las riquezas de todos los pueblos, y llenaré este templo de gloria -dice el Señor de los ejércitos-. 8Mía es la plata, mío es el oro -oráculo del Señor de los ejércitos-. 9La gloria de este segundo templo será mayor que la del primero -dice el Señor de los ejércitos-. En este sitio daré la paz -oráculo del Señor de los ejérctios-.
Explicación.
2,1-9 Este segundo oráculo se compone de dos piezas: 1-5 una palabra de aliento, 6-9 una promesa magnífica, hiperbólica; todo puntuado por fórmulas de autoridad divina.
2,1-5 Todo sucedía en tono menor; un descendiente de David sin trono, un sumo sacerdotes sin templo. En esa humildad vivida resonó la palabra de Ageo. Los ancianos que, con su recuerdo nostálgico, engrandecían el templo pasado, colegían por el volumen de las obras que el próximo templo sería muy inferior (Esd 3,12). Lo compensará la promesa. "Ánimo": dirigido al Josué de la conquista (Jos 1,6.9.18). "Compromiso" es en hebreo dabar; con lo cual tenemos una terna sugestiva: Yo, mi palabra, mi espíritu (Jerónimo lo interpreta en clave trinitaria).
2,6-9 La promesa con su grandeza parece desmentir la cercanía del cumplimiento. La terminología nos hace contemplar un día histórico trascendental, con acompañamiento de teofanía cósmica y una agitación internacional (Jl 2,10; 4,10; Sal 77,19). Llegaran tres cosas: las riquezas de las naciones (según Is 60,9-11), la gloria del Señor (Éx 40,43; Ez 43,1-5), la paz y prosperidad (Jr 29,11; Sal 122). En vez de "riquezas", la Vulgata ha traducido "el Deseado", con lectura mesiánica universal.
SALMO. 43,1-4.
43 1 Hazme justicia, Dios, defiende mi causa
contra gente desleal,
del hombre traidor y criminal
ponme a salvo.
2 Pues tú eres mi Dios y mi protector:
¿por qué me rechazas?
¿Por qué voy andando sombrío,
hostigado por el enemigo?
3 Envía tu luz y tu verdad
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada,
4 y me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi gozo y alegría.
Te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.
Explicación.
43,1 El lenguaje es judicial y la petición suena como apelación al tribunal supremo de Dios: véanse Sal 7,9; 26,1; 35,24. Los que lo toman en sentido propio definen por él el género del salmo.
43,2 El verbo "rechazar" se aplica de ordinario al destierro o a una calamidad nacional: Sal 44,10.24; 60,3.12; Lam 2,7; 3,17.31.
43,3 Dos personificaciones conducirán al desterrado al monte, al templo, al altar.
43,4 Domina el gozo festivo, como en 5c. Desborda el verso la repetición del nombre de Dios: la ausencia se resuelve en presencia.
TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.
Para el cristiano la presencia de Dios está en Jesucristo, verdadero y definitivo templo. Con todo, no puede decir que Dios esté siempre a su disposición. Hay en la vida cristiana tiempos de ausencia sentida, de noche oscura y escondimiento. Y en esta vida, nunca la presencia será total; tendremos que contar con la polaridad de ausencia y
EVANGELIO. Lucas 9,18-22.
18 Una vez que estaba orando él solo, se encontraban con él los discípulos y les hizo esta pregunta:
- ¿Quién dice la gente que soy yo?
19 Contestaron ellos:
- Juan Bautista; otros, en cambio, Elías, y otros, un profeta de los antiguos que ha vuelto a la vida.
20 Entonces él les preguntó:
- Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Pedro tomó la palabra y dijo:
- El Mesías de Dios.
21 Pero él les conminó que no lo dijeran absolutamente a nadie.
22 Y añadió:
- El Hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser rechazado por los senadores, sumos sacerdotes y letrados, sufrir la muerte y, al tercer día, resucitar.
Explicación.
Falso y verdadero concepto del Mesías. 18-22. Oración de Jesús antes de la pregunta decisiva. Opinión de la gente (cf. 9,7s). Opinión del grupo, expuesta por Pedro: el Mesías de Dios (= el Ungido o Consagrado por Dios, cf. 4,41; 23,35). La declaración identifica a Jesús con el Mesías nacionalista y violento de la expectación popular (4,34: "el Consagrado por Dios"). Prohibición de divulgarlo (21); conminó, como al endemoniado.
Jesús integra el concepto de Mesías en el más universal de el Hombre, que, además, incluye a los que reciban el Espíritu y lo sigan (cf. 5,24; 6,5). Su destino no es el triunfo terreno; oposición de los dirigentes (cf. 6,22s); la muerte no es la última palabra (resucitar) (22).
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