Primera Lectura. Job 38,1.8-11.
1Entonces el Señor respondió a Job
Explicación.
Segunda Lectura. 2 Corintios 5,14-17.
14Es que el amor del Mesías no nos deja escapatoria, cuando pensamos que uno murió por todos; 15con eso, todos y cada uno han muerto; es decir, murió por todos para que los que viven ya no vivan más para sí mismos, sino para el que murió y resucitó por ellos.
16Por consiguiente, nosotros ya no apreciamos a nadie por la apariencia y, aunque una vez valoramos al Mesías por la apariencia, ahora ya no. 17Por consiguiente, donde hay un cristiano, hay humanidad nueva; lo viejo ha pasado; mirad, existe algo nuevo.
EXPLICACIÓN.
La experiencia del amor de Jesús, que dio la vida por él (cf. Gál 2,20), no le permite más conducta que la del amor, y éste no es una apariencia. El propósito y el resultado de la muerte de Jesús Mesías fue que los hombres renunciaran al egoísmo; deben estar centrados en Jesús, que les demostró y les sigue demostrando su amor (14-15).
No hay que juzgar, por tanto por la apariencia ni con criterios mundanos. Lo que cuenta es la nueva humanidad (cf. Rom 8,19; Gál 6,15), la pertenencia a un orden nuevo (Is 43,18) (16-17).
Evangelio. Marcos 4,35-41.
(Mt 8,23-27; Lc 8,22-25)
1Entonces el Señor respondió a Job
desde la
tormenta:
8¿Quién cerró el mar con una puerta
Salmo. 107,23-26.28-31.
cuando
salía impetuoso del seno materno,
9cuando le puse nubes por mantillas
9cuando le puse nubes por mantillas
y niebla
por pañales,
10cuando
le impuse un límite
con puertas y cerrojos
con puertas y cerrojos
11y le dije:
«Hasta aquí llegarás y no pasarás;
aquí cesará la arrogancia de tus olas»?
aquí cesará la arrogancia de tus olas»?
Explicación.
38,1 La
aparición en una teofanía es un modo solemne. El tema, sobre todo en forma de
tormenta, es común en salmos y profetas: p. ej. Sal 18,8-14; 50,3 pleito con el
pueblo; 76; 77,17-21; 83,16; 97,2-5. La teofanía presente se ordena al discurso.
La respuesta de Dios ha sido una obsesión a lo largo de la discusión: por fin Dios
"responde".
38,8-11
El océano, visto tantas veces como formidable dragón mitológico, está visto
aquí como recién nacido indefenso. Escena doméstica en dimensiones sobrehumanas.
38,8 Is
57,20; Sal 93,3s.
38,10 La
misma palabra significa límite y ley: pasar los límites es transgresión.
38,11 Véase
Sal 104,9; Prov 8,29; Jr 5, 22, la paradoja de la arena que frena al mar.
23Se
adentraron en naves por el mar,
comerciando por la extensión del océano.
24Contemplaban las obras de Dios,
comerciando por la extensión del océano.
24Contemplaban las obras de Dios,
sus maravillas
en lo profundo.
25Mandó
alzarse un viento tormentoso
que hinchaba
el oleaje.
26Subían
a los cielos, bajaban al abismo,
el estómago
revuelto por el mareo.
28Pero
gritaron al Señor en su angustia
y los libró de la tribulación.
29Apaciguó la tormenta en suave brisa
y enmudeció el oleaje.
y los libró de la tribulación.
29Apaciguó la tormenta en suave brisa
y enmudeció el oleaje.
30Se alegraron
de aquella bonanza,
y los condujo al ansiado puerto.
y los condujo al ansiado puerto.
31Den gracias
al Señor por su misericordia,
por las
maravillas que hace por los hombres. Explicación.
107,23-32
Cuarto cuadro: navegantes. Dado que los israelitas no eran pueblo marinero, algunos
sospechan un origen fenicio del fragmento. Las referencias del AT son escasas: la
aventura de Jonás; 1 Re 9,27; 10,22; Eclo 43,24. Es indudable que el autor conocía
por experiencia o de oídas los peligros de la navegación. El poeta piensa en el
comercio marítimo (Sab 14,2s), representado ejemplarmente por los fenicios: Is
23; Ez 27; Sab 14,2s.
107,24-25
En el mar esperaban los antiguos contemplar cosas extraordinarias: Sal 104,25s;
Eclo 43,25. Hasta aquí la navegación es proficua e interesante; hasta que de repente
Dios, que controla los vientos (Sal 104,4), despacha con una orden la tormenta que
encrespa el oleaje.
107,26
Descripción del mareo, sentido más bien en la garganta.
107,29-30
El cesar de la borrasca, una sensación de silencio, es también acción de Dios, que
guía como timonel la nave al puerto 107,32 Distingue y une pueblo y autoridades
(no menciona un rey). La mención del "senado" es única en el salterio.
Segunda Lectura. 2 Corintios 5,14-17.
14Es que el amor del Mesías no nos deja escapatoria, cuando pensamos que uno murió por todos; 15con eso, todos y cada uno han muerto; es decir, murió por todos para que los que viven ya no vivan más para sí mismos, sino para el que murió y resucitó por ellos.
16Por consiguiente, nosotros ya no apreciamos a nadie por la apariencia y, aunque una vez valoramos al Mesías por la apariencia, ahora ya no. 17Por consiguiente, donde hay un cristiano, hay humanidad nueva; lo viejo ha pasado; mirad, existe algo nuevo.
EXPLICACIÓN.
La experiencia del amor de Jesús, que dio la vida por él (cf. Gál 2,20), no le permite más conducta que la del amor, y éste no es una apariencia. El propósito y el resultado de la muerte de Jesús Mesías fue que los hombres renunciaran al egoísmo; deben estar centrados en Jesús, que les demostró y les sigue demostrando su amor (14-15).
No hay que juzgar, por tanto por la apariencia ni con criterios mundanos. Lo que cuenta es la nueva humanidad (cf. Rom 8,19; Gál 6,15), la pertenencia a un orden nuevo (Is 43,18) (16-17).
Evangelio. Marcos 4,35-41.
(Mt 8,23-27; Lc 8,22-25)
35 Aquel día, caída ya la tarde, les dijo:
-Crucemos al otro lado.
-Crucemos al otro lado.
36Dejando
a la multitud, se lo llevaron tal como estaba, en la barca, aunque
otras barcas estaban con él. 37Sobrevino un fuerte torbellino de viento;
las olas se abalanzaban contra la barca, y la barca empezaba ya a
llenarse; 38él se había puesto en la popa, sobre el cabezal, a dormir.
Lo despertaron y le dijeron:
-Maestro, ¿no te importa que perezcamos?
39Una vez despierto, conminó al viento diciéndole al mar:
-¡Silencio, estáte callado!
Cesó el viento y sobrevino una gran calma.
40Él les dijo:
40Él les dijo:
-¿Por qué sois cobardes? ¿Aún no tenéis fe?
41Les entró un miedo atroz y se decían unos a otros:
-Pero entonces, ¿quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?
-Pero entonces, ¿quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?
Explicación.
Episodio central de la segunda sección: Travesía a país pagano (35). Los discípulos (cf. v. 38: Maestro) secuestran a Jesús, impidiendo que los seguidores no israelitas (otras barcas) se
asocien a la misión. Quieren que ésta se desarrolle según las
categorías del: judaísmo (superioridad de Israel) (36). Éste es el mal
espíritu (torbellino de viento) que pone en peligro la misión y el grupo (la barca) (37).
Jesús se echa a dormir (= no se deja sentir su presencia; el episodio
anticipa una praxis pospascual de misión; cf. v. 35: aquel día, como
en 2,20, de la muerte de Jesús). Reproche de los discípulos (38). Jesús
increpa al viento como a un espíritu inmundo (cf 1,25; «silencio»:
alusión al espíritu fariseo, cf. 3,4) (39). Reprocha a los discípulos su
miedo, que nace de su falta de adhesión/fe (40). Dominar el mar era
propio de Dios (Sal 107,29s); no entienden al Hombre-Dios: sienten miedo
del poder de Jesús, temiendo represalias por su conducta anterior (41).
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