PRIMERA LECTURA: ISAIAS 52,7-10.
El mensajero de paz (Nah 2,1-3; Is 40,1-10.
7¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del heraldo que anuncia la paz,
que trae la buena nueva, que pregona la victoria,
que dice a Sión: "Ya reina tu Dios"!
8Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro,
porque ven cara a cara
al Señor, que vuelve a Sión.
9 Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén,
que el Señor consuela a su pueblo,
rescata a Jerusalén.
10El Señor desnuda su santo brazo
a la vista de todas las naciones,
y verán los confines de la tierra
la victoria de nuestro Dios.
Explicación.
52,7-10. Un himno de jubilo acoge la noticia de Jerusalén, donde el "aquí estoy" se vuelve realidad gozosa. Repitiendo varios temas de 40,1-10, invita a una pausa mayor. El poeta se cocentra en datos visuales y auditivos y avanza con rapidez.
52,7. El "heraldo", como en 40,9. En los salmos emparentados (96,10; 97,1; 98,9; 99,1) el reinado del Señor es universal.
52,8. Compárese con el centinela singular de 21,8. Aquí están concentrados todos los centinelas. "Cara a cara"; Nm 14,14. "Vuelve" es la trasposición típica del segundo éxodo; se debe comparar con la llegada en Jos 5,14.
52,9. Poéticamente, como un coro de piedras vivas, de ruinas resucitadas.
SALMO. 126,1-5.
EVANGELIO: MATEO 10,16-25.
16 Mirad que yo os mando como ovejas entre lobos: por tanto, sed cautos como serpientes e ingenuos como palomas. 17 Pero tened cuidado con la gente, porque os llevarán a los tribunales, os azotarán en sus sinagogas 18 y os conducirán ante gobernadores y reyes por mi causa, como prueba contra ellos y contra los paganos.
19 Cuando os entreguen no os preocupéis por lo que vais a decir o por cómo lo diréis, pues lo que tenéis que decir se os inspirará en aquel momento; 20 porque no seréis vosotros los que habléis, será el Espíritu de vuestro Padre quien hable por vuestro medio.
21 Un hermano entregará a su hermano a la muerte, y un padre a su hijo; se levantarán en el juicio hijos contra padres y los harán morir, 22 y seréis odiados de todos por razón de mi persona; pero aquel que resista hasta el final, ése se salvará.
23 Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra, porque os aseguro que no habréis acabado con las ciudades de Israel antes que vuelva el Hombre.
24 Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo. 25 Ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo como su amo. Y si al cabeza de familia le han puesto de mote Belcebú, ¡cuánto más a los de su casa!
Explicación.
Inermes ante enemigos despiadados (16, cf. 5,10). Prudencia o cautela, pero sencillez sin astucias (16). La prudencia (17, cf. 7,6). Confianza (19-20). Actitudes ante el mensaje (21s). La muerte no es un fracaso (22). La vuelta del Hombre (23), la destrucción de Jerusalén (cf. 26,64). La suerte del discípulo es la del maestro, (5,11s). Desarrolla la última bienaventuranza (26,31). No hay que amedrentarse ni puede ocultarse el mensaje.
El mensajero de paz (Nah 2,1-3; Is 40,1-10.
7¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del heraldo que anuncia la paz,
que trae la buena nueva, que pregona la victoria,
que dice a Sión: "Ya reina tu Dios"!
8Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro,
porque ven cara a cara
al Señor, que vuelve a Sión.
9 Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén,
que el Señor consuela a su pueblo,
rescata a Jerusalén.
10El Señor desnuda su santo brazo
a la vista de todas las naciones,
y verán los confines de la tierra
la victoria de nuestro Dios.
Explicación.
52,7-10. Un himno de jubilo acoge la noticia de Jerusalén, donde el "aquí estoy" se vuelve realidad gozosa. Repitiendo varios temas de 40,1-10, invita a una pausa mayor. El poeta se cocentra en datos visuales y auditivos y avanza con rapidez.
52,7. El "heraldo", como en 40,9. En los salmos emparentados (96,10; 97,1; 98,9; 99,1) el reinado del Señor es universal.
52,8. Compárese con el centinela singular de 21,8. Aquí están concentrados todos los centinelas. "Cara a cara"; Nm 14,14. "Vuelve" es la trasposición típica del segundo éxodo; se debe comparar con la llegada en Jos 5,14.
52,9. Poéticamente, como un coro de piedras vivas, de ruinas resucitadas.
SALMO. 126,1-5.
1Cuando
cambió el Señor la suerte de Sión,
creíamos soñar;
creíamos soñar;
2se nos
llenaba de risas la boca,
la lengua de júbilo.
la lengua de júbilo.
Hasta
los paganos comentaban:
«El
Señor ha estado grande con ellos».
3-EI
Señor ha estado grande con nosotros,
y celebramos fiesta.
y celebramos fiesta.
4Cambia,
Señor, nuestra suerte,
como los cauces del Negueb.
5Los que siembran con lágrimas
cosechan con júbilo.
como los cauces del Negueb.
5Los que siembran con lágrimas
cosechan con júbilo.
126
Género y situación. Acción de gracias por una restauración y petición para que se
complete. En la mayoría de los textos en que aparece la fórmula "cambiar
la suerte", se refiere a la vuelta del destierro de Babilonia: Dt 30,3;
ocho veces en el bloque Jr 29,14-33,26. Parece bastante probable que el salmo
expresa el gozo por la vuelta del destierro en la primera repatriación, o en tiempo
de Nehemías.
El
gozo y el sueño. Tan
grande es el gozo, que les parece un sueño. ¿Es pesimismo?: en la vida las
dichas son sueño. ¿Es cautela?: por si acaso, no entregarse al gozo.
¿Realistas o soñadores? El salmo confiesa entre líneas que los soñadores tenían razón: como Isaías Segundo, como cuantos preparan los grandes cambios de la suerte.
¿Realistas o soñadores? El salmo confiesa entre líneas que los soñadores tenían razón: como Isaías Segundo, como cuantos preparan los grandes cambios de la suerte.
Dos
imágenes. a)
Una lluvia torrencial puede llenar los cauces de torrentes y fertilizar algunas
zonas de páramos (Job 38,25-27). Del mismo modo se llenarán los cauces de Judá
con las corrientes de nuevos repatriados. b) Había años en que los labradores tenían
que quitarse el pan de la boca para reservar simiente. Sembrar, aparte la fatiga
del trabajo, era pasar hambre; pero no era estéril. Así la marcha al destierro,
vista desde el retorno, no aparece estéril: fue siembra costosa para una
cosecha gozosa. La palabra hebrea significa semilla vegetal y estirpe humana:
Is 65,9; Jr 31,27; Os 2,25.
126,1-2a
Forma pareja con el 124 como faceta complementaria.
126,2b
Los paganos han sido testigos de la acción del Señor a favor de su pueblo: Sal 98,2;
Is 52,1.
126,5
Puede compararse con Is 9,2; Sal 4,8.
Trasposición
cristiana.
La resurrección de Cristo es el inaudito
cambio de la suerte; tanto que los apóstoles, al ser testigos de ella, no
acababan de creerlo. Su cuerpo muerto ha sido la semilla fecunda (Jn 12,24). Siembra
y cosecha en Jn 4,36-38. EVANGELIO: MATEO 10,16-25.
16 Mirad que yo os mando como ovejas entre lobos: por tanto, sed cautos como serpientes e ingenuos como palomas. 17 Pero tened cuidado con la gente, porque os llevarán a los tribunales, os azotarán en sus sinagogas 18 y os conducirán ante gobernadores y reyes por mi causa, como prueba contra ellos y contra los paganos.
19 Cuando os entreguen no os preocupéis por lo que vais a decir o por cómo lo diréis, pues lo que tenéis que decir se os inspirará en aquel momento; 20 porque no seréis vosotros los que habléis, será el Espíritu de vuestro Padre quien hable por vuestro medio.
21 Un hermano entregará a su hermano a la muerte, y un padre a su hijo; se levantarán en el juicio hijos contra padres y los harán morir, 22 y seréis odiados de todos por razón de mi persona; pero aquel que resista hasta el final, ése se salvará.
23 Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra, porque os aseguro que no habréis acabado con las ciudades de Israel antes que vuelva el Hombre.
24 Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo. 25 Ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo como su amo. Y si al cabeza de familia le han puesto de mote Belcebú, ¡cuánto más a los de su casa!
Explicación.
Inermes ante enemigos despiadados (16, cf. 5,10). Prudencia o cautela, pero sencillez sin astucias (16). La prudencia (17, cf. 7,6). Confianza (19-20). Actitudes ante el mensaje (21s). La muerte no es un fracaso (22). La vuelta del Hombre (23), la destrucción de Jerusalén (cf. 26,64). La suerte del discípulo es la del maestro, (5,11s). Desarrolla la última bienaventuranza (26,31). No hay que amedrentarse ni puede ocultarse el mensaje.
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