sábado, febrero 01, 2020

LECTURAS DEL MARTES 11 DE FEBRERO DEL 2020

2 OPCIONES.

1ª OPCIÓN.


Primera Lectura. 1 Reyes 8,22-23.27-30.

22Salomón, en pie ante el altar del Señor, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos al cielo 23y dijo:
-¡Señor, Dios de Israel! Ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, fiel a la alianza con tus vasallos, si proceden de todo corazón como tú quieres; 
27Aunque ¿es poible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo que he construido!
28>>Vuelve tu rostro a la oración y súplica de tu siervo. Señor, Dios mío, escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu siervo. 29Día y noche estén tus ojos abiertos sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste que residiera tu Nombre. ¡Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio! 30Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo, Israel, cuando recen en este sitio; esucha tú desde tu morada del cielo, escucha y perdona.

Explicación.

8,23 En rigor, todavía no es una expresión de monoteísmo, sino un enunciar la categoría incomparable del Señor; lo que le hace incomparable en su relación concreta con su pueblo, generosa, leal y exigente.

8,23 Dt 3,24; 4,7s.

8,27Se subraya el sentido espiritual del templo. El templo imita en la tierra el cielo, al ser morada de Dios; como el cielo desborda el recinto del templo, así Dios desborda la inmensidad del cielo. El carácter cósmico del templo no debe estrechar al Señor, sino que debe revelar dialécticamente su inmensidad. Ese templo lo ha construido Salomón, un hombre; mientras que el cielo es construcción de Dios. El templo no debe ser un ídolo, "hechura de manos humanas", debe ser el espacio donde el hombre se abre a la trascedencia de Dios.

8,28-30 Estos tres versos sirven para introducir la amplia y articulada oración del rey.

8,29 Jr 32,19.

8,30 Neh 9,27s.
 
Salmo. 84,3-5.10-11.


3Mi aliento se consume anhelando
los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne exultan
por el Dios vivo.
4Hasta el gorrión ha encontrado una casa,
la golondrina un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los Ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
5Dichosos los que habitan en tu casa
alabándote siempre. 
10Fíjate, Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido.
11Pues vale más un día en tus atrios
que mil en mi estancia;
O  pisar el umbral de la casa de Dios
que morar en la tienda del malvado.  
Explicación.
84,3 El ansia es total: aliento o espíritu, corazón o mente, carne o cuerpo.
84,4 La imagen del ave suena casi a proyección sentimental. El poeta se detiene complacido en el doble sentido de casa: el ave ha puesto casa para sus polluelos, en la casa de Dios: huésped acogido a la hospitalidad ancha de Dios. ¡Ouién fuera como ella!

84,5-6 El orante empareja a los "habitantes" con los peregrinos". Sal 65,5 parece preferir a los que habitan; véase también Sal 91,1.
El salmo dedica más espacio al peregrino. 
84,9-10 Oración por el Ungido o alegando al Ungido, es decir, al rey. "Escudo": en vocativo, es título divino (Sal 33,20; 59,12). En acusativo, título del rey, paralelo de Ungido.

84,11 "Uno / mil" es convencional para encarecer con énfasis: Dt 32,20; Jos 23,10; Is 30,17. "Estancia": corrigiendo el texto. "Pisar el umbral": en hebreo un verbo rebuscado derivado de "umbral": parece designar una actividad modesta, de portero.  
Evangelio. Marcos 7,1-13.
(Mt 15,1-20)  

1Se congregaron alrededor de él los fariseos y algunos letrados llegados de Jerusalén 2y notaron que algunos de sus discípulos comían los panes con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos.
3Es que los fariseos, y los judíos en general, no comen sin lavarse las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores; 4y, al volver de la plaza, no comen sin antes hacer abluciones; y se aferran a otras muchas cosas que han recibido por tradición, como enjuagar vasos, jarras y ollas.
5Le preguntaron entonces los fariseos y los letrados:
-¿ Por qué razón no siguen tus discípulos la tradición de los mayores, sino que comen el pan con manos impuras?
6Él les contestó:
-¡Qué bien profetizó Isaías acerca de vosotros los hipócritas! Así está escrito:
Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
7 El culto que me dan es inútil,
porque la doctrina que enseñan
son preceptos humanos (Is 29,13).
8Dejáis el mandamiento de Dios para aferraros a la traición de los hombres.
9Yañadió:
-¡Qué bien echáis a un lado el mandamiento de Dios ara implantar vuestra tradición! 10Porque Moisés dijo:
«Sustenta a tu padre y a tu madre» «el que deje en la miseria a su padre a su madre tiene pena de muerte»; 11en cambio, vosotros decís: Si uno le declara a su padre o a su madre: «Eso mío con lo que podría ayudarte lo ofrezco en donativo al templo», 12ya no le dejáis hacer nada por el padre o la madre, 13invalidando el mandamiento de Dios con esa tradición que os habéis transmitido. Y de éstas hacéis muchas.
Explicación.
(7,1-13): La estricta observancia de los ritos de purificación caracteriza a los judíos (3, primera vez en Me), representados por los fariseos (3); establecen así una discriminación dentro del mismo pueblo (4: al volver de la plaza). Los discípulos no reconocen ya discriminación dentro de Israel (2, los panes, alusión a los compartidos con la multitud marginada, 6,41), aunque siguen en su mentalidad nacionalista (6,52) y la mantienen respecto a los paganos (travesía). La Ley de lo puro/impuro da a Israel el sentido de superioridad sobre los demás pueblos. Por eso, para preparar la ida de Jesús fuera del territorio israelita (7,24) Y el reparto del pan a los paganos (8,1-9), coloca Mc en el centro de la sección la denuncia que hace Jesús de la tradición del judaísmo y su nueva definición de pureza e impureza.

Los fariseos, apoyados por letrados de Jerusalén; continúa la vigilancia del centro sobre Jesús (cf 3,22) (1). El lavado de los fariseos no era solamente higiénico, sino religioso, según un complicado ritual (3-4). Se escandalizan de la conducta de los discípulos, que han roto con la tradición de los mayores (5); en boca de fariseos, ésta es la supuesta tradición oral comunicada por Dios a Moisés en el Sinaí, transmitida por éste a Josué y después de generación en generación; le atribuían la misma autoridad divina que a la tradición escrita.

Invectiva de Jesús. Ve realizarse en letrados y fariseos el texto de Is 29,13 LXX: culto hipócrita a Dios, manifestado con signos exteriores (labios), que encubre un alejamiento de su designio. De hecho, esas observancias y la separación que significan no son de Dios, que no discrimina (cf 1,39-45); la tradición de los mayores es sólo humana y carece de la autoridad que le atribuyen (6-8). Ejemplo de la perversión a que los lleva la tradición que enseñan (9-13); la utilizan para esquivar la voluntad de Dios claramente expresada en el mandamiento (Éx 20,12; 21,17; Lv 20,9; d. Mt 15,4). La piedad hacia Dios habría de expresarse en el amor al prójimo (cf 12,28-30). Pretenden honrar a Dios desentendiéndose del hombre o despreciándolo. «La tradición de los mayores» (5) o tradición de los hombres (8) se identifica con la de los fariseos y letrados (13: vuestra tradición). Jesús no limita su juicio negativo de la tradición al caso propuesto (13). 
2ª OPCIÓN.
Primera Lectura. Isaías 66,10-14
10Festejad a Jerusalén,
gozad con ella, todos los que la amáis;
alegraos de su alegría
los que por ella llevasteis luto;
11mamaréis a sus pechos
y os saciaréis de sus consuelos,
y apuraréis las delicias
de sus ubres abundantes.
12Porque así dice el Señor:
Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz;
como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.
Mamaréis, os llevarán en brazos,
y sobre las rodillas os acariciarán;
13como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo.
14Al verlo se alegrará vuestro corazón
y vuestros huesos florecerán como un prado;
la mano del Señor se manifestará a sus siervos,
y su cólera, a sus enemigos.

Explicación.

66,7-14 Sin transición, se presenta el segundo cuadro de restauración (el primero en 65,17-25). Montado sobre una escena doméstica, consigue una contagiosa intensidad de sentimiento. Una madre, antes de lo esperado, da a luz; los vecinos y los demás hijos la felicitan; ella da el pecho; el marido le trae regalos y acaricia a las criaturas. El gozo es como savia que los hace crecer. Al llegar de improviso el gozo, todo son preguntas de sorpresa alborozada. El tema de la fecundidad, apuntado en 54,1, alcanza aquí su expresión culminante. Es una maravilla este nacer simultáneo de todo un pueblo, cuando tan trabajoso fue el nacimiento de los doce padres de las tribus (Gn 30) y uno costó la vida a la madre (Gn 35,16-21). Aquí todo es fácil, rápido, abundante.

66,9 En contraste véase Os 13,13.

66,1 Véase 60,16.

66,12 Paz: consuena con el nombre de la ciudad; véase Sal 122.
Salmo. Judit 13,18-19
18Y Ozías dijo a Judit:
<<Que el Altísimo te bendiga, hija,
más que a todas las mujeres
de la tierra.
Bendito el Señor,
creador del cielo y tierra,
que enderezó tu golpe contra
la cabeza del general enemigo.
19Los que recuerden
esta hazaña de Dios
jamás perderán la confianza 
que tú inspiras.

Explicación.

13,18 El primer verso es como la bendición de Melquisedec Gn 14,19-20; el segundo como la alabanza de Yael, Jue 5,24: "Bendita entre las mujeres, Yael... bendita entre las que habitan en tiendas". En la tradición cristiana estos versos de Ozías se han aplicado a María, enlazando "la cabeza del enemigo" con la cabeza de la serpiente de Gn 3,15.
Evangelio. Juan 2,1-11
Caná: Sustitución de la alianza.
2. 1. Al tercer día hubo una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús:
2. y fue invitado Jesús, como también sus discípulos, a la boda.
3. Faltó el vino, y la madre de Jesús se dirigió a él:
- No tienen vino.
4. Jesús le contestó:
- ¿Qué nos importa a mí y a ti, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.
5. Su madre dijo a los sirvientes:
- Cualquier cosa que os diga, hacedla.
6. Estaban allí colocadas seis tinajas de piedra destinadas a la purificación de los Judíos; cabían unos cien litros en cada una.
7. Jesús les dijo:
- Llenad las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba.
8. Entonces les mandó:
- Sacad ahora y llevadle al maestresala.
Ellos se la llevaron.
9. Al probar el maestresala el agua convertida en vino, sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), llamó al novio
10. y le dijo:
- Todo el mundo sirve primero el vino de calidad, y cuando la gente está bebida, el peor; tú, el vino de calidad lo has tenido guardado hasta ahora.
11. Esto hizo Jesús en Caná de Galilea, como principio de las señales manifestó su gloria, y sus discípulos le dieron su adhesión.

Explicación.

1-11. La antigua alianza, simbolizada por la boda en que falta el vino, va a ser sustituida
por la nueva, en la que se dará el vino del Espíritu (Cant 1,2; 7,10; 8,2: el vino, símbolo del amor). Es decir, Jesús va a inaugurar una nueva relación del hombre con Dios, que no estará mediatizada por la Ley (1,17), sino creada por la posesión del mismo Espíritu de Dios, impulso de vida/amor, que hace al hombre/hijo semejante a Dios/su Padre. Jesús, el nuevo Esposo (1,15.30) o centro de la nueva comunidad humana, anuncia el cambio, que tendrá lugar cuando llegue su hora, la de su muerte (4).

Se completa la sucesión de días (1,29.35.43). Al tercer día (1) = dos días después. Sumando estos dos días a los cuatro antes mencionados, resulta que Jesús va a desarrollar su actividad el día sexto, el de la creación del hombre (Gn 1,26-31); este símbolo temporal indica que la obra de Jesús va a dar remate a esa creación. La expresión al tercer día (pasado mañana) alude también a Éx 19,10.11.15.16, donde anuncia la teofonía del Sinaí (Éx 20,1-21; Jn 2,11) y a Os 6,2; al tercer día nos resucitará y viviremos en su presencia. Así, el día sexto será el mismo tiempo el de la creación terminada, el de la alianza nueva en que el Espíritu sustituirá a la Ley (1,17) y el de la resurrección o vida definitiva.

Jesús no pertenece a la antigua alianza, asiste a la boda como invitado. La madre si pertenece, pero reconoce al Mesías y espera en él; expone a Jesús la situación (2-3). Jesús le indica la necesidad de romper con el pasado (4); su obra no se apoya en las antiguas instituciones, trae una novedad radical. Nunca un hijo llamaba mujer a su madre; la madre, mujer casada o esposa (Mt 1,20.24; 5,32; Mc 10,2), representa, bajo la figura de la esposa de Dios, al pueblo fiel de la antigua alianza (19,26; 4,21; 20,15) que espera el cumplimiento de las promesas (figura femenina en paralelo con la masculina de Natanael, 1,48). Ella exhorta a los que colaboran con Jesús a ser fieles a la nueva alianza (Éx 19,8; 24,37) (4-5).

Las tinajas de piedra (6) , en el centro de la narración, representan la Ley (Éx 31,18; 32,15; Dt 4,3, etc.: tablas de piedra); ésta representa a un Dios susceptible que rompe por cualquier motivo su relación con el hombre (impureza), ocultando el amor de Dios; obsesiona al hombre con su indignidad y le promete restablecer la relación del hombre con Dios (purificación). No contienen agua (las llenarán por orden de Jesús), la promesa de purificación es falsa. Seis, número de lo incompleto y provisional.

Al hacer llenar las tinajas de agua (7) indica Jesús que él va a dar la verdadera purificación. El maestresala o jefe del banquete (8) es figura de los dirigentes de Israel. Jesús ordena que saquen de las tinajas y le ofrezcan. Al ofrecérsela, el agua se convierte en vino (el amor produce la purificación y da acceso a Dios) (9).

El maestresala no reconoce el don mesiánico (10), el del amor/Espíritu que une al hombre con Dios (1,17). Protesta del orden en que se dan los vinos: lo antiguo debe ser lo mejor; para él la situación pasada es la definitiva. No acepta el cambio de la alianza.

Jn anuncia una serie de señales que realizará Jesús. La de Caná es principio, prototipo y clave de interpretación de las que seguirán; ha manifestado la gloria/amor de Jesús, cuya experiencia funda la fe/adhesión a él.

Síntesis: La obra de Jesús va a consistir en dar al hombre una capacidad de amar (el Espíritu) que lo lleve a la plena personalización (semejanza con Dios). Esto creará una nueva relación entre Dios y el hombre, la de sintonía (Padre/Hijo), que infundirá una fuerza de vida que supera la muerte y hará innecesaria toda institución mediadora.

Los Israelitas fieles (la madre) pensaban que el Mesías había de renovar la alianza antigua, pero aceptan el cambio que Jesús propone. Los jefes religiosos, en cambio, rechazan de plano semejante cambio, que supondría la autonomía del pueblo y el fin de las instituciones que ellos manejan.

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