PRIMERA LECTURA. Génesis 16,1-12.15-16 o 16,6-12.15-16.
Ismael (1 Sm 1; Gál 4,21-31)
1Saray, la mujer de Abrán, no le daba hijos; pero tenía una sierva egipcia llamaga Hagar.
2Y Saray dijo a Abrán:
-El Señor no me deja tener hijos; llégate a mi sierva a ver si ella me da hijos.
Abrán aceptó la propuesta.
3A los diez años de habitar Abrán en Canaán, Saray, la mujer de Abrán, tomó a Hagar, la esclava egipcia, y se la dio a Abrán, su marido, como esposa.
4Él se llegó a Hagar y ella concibió. Y al verse encinta le perdió el respeto a su señora.
5Entonces Saray dijo a Abrán:
-Tú eres responsable de esta injusticia; yo he puesto en tus brazos a mi esclava, y ella, al verse encinta, me pierde el respeto. Sea el Señor nuestro juez.
6Abrán dijo a Saray:
-De tu esclava dispones tú; trátala como te parezca.
Saray la maltrató y ella se escapó.
7El ángel del Señor la encontró junto a la fuente del desierto, la fuente del camino de Sur, 8y le dijo:
-Hagar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas?
Ella respondió:
-Vengo huyendo de mi señora.
9El ángel del Señor le dijo:
-Vuelve a tu señora y sométete a ella.
10Y el ángel del Señor añadió:
-Haré tan numerosa tu descendencia, que no se podrá contar.
11Y el ángel del Señor concluyó:
-Mira, estás encinta y darás a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor te ha escuchado en la aflicción. 12Será un potro salvaje; él contra todos y todos contra él; vivirá separado de sus hermanos.
15Hagar dio un hijo a Abrán, y Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Hagar. 16Abrán tenía ochenta y seis años cuando Hagar dio a luz a Ismael.
Explicación.
16,1-3. Retorna la vida familiar, regida por las leyes matrimoniales de la época. Si la mujer legítima es estéril, ha de proveer una concubina al marido, aunque sin perder su rango y derechos. La ley excita los sentimientos de los tres personajes, bien descritos con breves rasgos. Pero ley y sentimientos se inscriben en un contexto más amplio: el plan de Dios sobre Abrán.
No será la ley la que, con su ficción jurídica, asegure una descendencia al anciano, sino la palabra de Dios, que se cumple contra las previsiones humanas.
16,4. Véanse Prov 30,21-23; Eclo 25,4 "Ninguna pelea como la de las rivales, ninguna venganza como la de las émulas".
16,5. Reclamación legal, con amenazas de apelar al juicio de Dios; el pleito se plantea entre Abrán con Saray, no con Hagar. Parece insinuar que, al sentirse padre, Abrán trata con privilegio a la esclava. Eclo 25,14.
16,7. Un mensajero celeste o una aparición de Dios.
16,8-10. La relación jurídica de ama y esclava persiste. Ahora bien, por su relación con Abrán, Hagar participa de la bendición patriarcal de fecundidad. (Una tradición la hace matriarca de los Agarenos).
16,11-12. Esquema clásico de anunciación (Jue 13; Lc 1,28-33): concepción, nacimiento, nombre explicado, futuro del niño. El nombre significa Dios-escucha/e. Figura como antepasado de los ismaelitas.
16,11. Is 7,14-16.
16,12. Job 39,5-8.
SALMO. 106,1-5.
1Aleluya.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
2¿Quién podrá contar las proezas del Señor
o hacer su elogio completo?
3Dichosos los que respetan el derecho
y practican en toda ocasión la justicia.
4Acuérdate, Señor, de mí, por amor a tu pueblo,
ocúpate de mí con tu salvación,
5para que goce de la dicha de tus elegidos
y comparta la alegría de tu pueblo
y me gloríe con tu heredad.
Explicación.
106,1-5 La introducción se compone de tres piezas heterogéneas: un acto de alabanza, una bienaventuranza, una petición personal. ¿Qué relación tienen entre sí? ¿Cómo afectan al cuerpo del salmo?
Transposición cristiana.
El salmo nos enseña a solidarizarnos en el pecado con la comunidad y con los antepasados. El salmo es parte de nuestra historia. La redención de Cristo no ha dado un corte que interrumpa esa humilde solidaridad. También nos enseña a practicarla dentro de la historia de la Iglesia.
EVANGELIO. Mateo 7,21-29.
21 No basta decirme: "¡Señor, Señor!", ¡si hemos profetizado en tu nombre y echado demonios en tu nombre y hecho muchos prodigios en tu nombre!"
23 Y entonces yo les declararé: "Nunca os he conocido. ¡Lejos de mí los que practican la iniquidad!
24 En resumen: Todo aquel que escucha estas palabras mías y las pone por obra se parece al hombre sensato que edificó su casa sobre roca.
25 Cayó la lluvia, vino la riada, soplaron los vientos y arremetieron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada en la roca.
26 Y todo aquel que escucha estas palabras mías y no las pone por obra se parece al necio que edificó su casa sobre la arena.
27 Cayó la lluvia, vino la riada, soplaron los vientos, embistieron contra la casa y se hundió. ¡Y que hundimiento tan grande!
28 Al terminar Jesús este discurso, las multitudes estaban impresionadas por su enseñanza,
29 porque les enseñaba con autoridad, no como sus letrados.
Explicación.
De nuevo (24-23) el primado de las obras sobre las palabras. Pero, más allá de las obras, Jesús juzga las intenciones. Lo extraordinario carece de valor (22-23) si no nace del amor n tiende a construir el reino de Dios. Parábola final (24-27): se contrapone el llevar o no a la práctica la enseñanza escuchada. La casa, el hombre mismo. El éxito de su vida en medio de las dificultades se basa en un proceder acorde con el mensaje de Jesús, cuyo punto culminante han sido las bienaventuranzas. Asombro de las multitudes (28, cf. 4,25). Jesús no se apoya en la tradición, como los letrados (29), habla con autoridad propia.
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