viernes, febrero 01, 2019

LECTURAS DEL JUEVES 21 DE FEBRERO DEL 2019

Primera Lectura. Génesis 9,1-13

1Dios bendijo a Noé y a sus hijos diciéndoles:
-Creced, multiplicaos y llenad la tierra.
2Todos los animales de la tierra os temerán y respetarán: aves del cielo, reptiles del suelo, peces del mar, están en vuestro poder.
3Todo lo que vive y se mueve os servirá de alimento: os lo entrego lo mismo que los vegetales.
4Pero no comáis carne con sangre, que es su vida.
5Pediré cuentas de vuestra sangre y vida, se las pediré a cualquier animal; y al hombre le pediré cuentas de la vida de su hermano.
6Si uno derrama la sangre de un hombre, otro hombre su sangre derramará; porque Dios  hizo al hombre a su imagen.
7Vosotros creced y multiplicaos, rebullid por la tierra y dominadla.
8Dios dijo a Noé y a sus hijos:
9-Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, 10con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. 11Hago un pacto con vosotros: El diluvio no volverá a destruir la vida ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.
12Y Dios añadió:
-Esta es la señal del pacto que hago con vosotros, para todas las edades: 13Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. 

Explicación.

9,1 Dios renueva la bendición de fecundidad (Gn 1,28) y el señorío del hombre (Gn 1,29-30).

9,2-9 En la segunda era cambian algunas condiciones de vida. El dominio del hombre sobre los animales se basará en el temor, porque el hombre comenzará a alimentarse de animales (contra 1,29). Dios se reserva la soberanía sobre la vida y, en prueba de ello, se reserva la sangre, que es sede de la vida (Lv 17,10-12).

9,2 Sal 8,7-9.

9,3 Hch 10,11-16.

9,4 Lv 17,11-14.

9,5 Gn 4,10.

9,6 Éx 21,23-25.

9,10-17 Según la teoría de las fuentes, el autor Sacerdotal (P) jalona su historia con tres grandes pactos o compromisos de Dios, cada uno con su signo. El primero es con Noé y su signo es cósmico, el arco iris (Is 54,9); el segundo con Abrahán, si signo la circuncisión; el tercero con Moisés, su signo el sábado.

Dios tiene sus armas, que son los meteoros (Eclo 39,28-30), empuña su arco (Hab 3,9), dispara sus flechas (Sal 18,15). Terminada su acción punitiva, suelta el arco y lo coloca en lugar bien visible, para demostrar sus intenciones pacíficas. Así comienza la nueva era: lo cósmico, arco iris; lo biológico, fecundidad; lo histórico, alianza; lo cúltico, sangre, se funden en una dimensión universal.

9,12 Eclo 43,11s.

Salmo. 102,16-23.29


16Los paganos respetarán tu nombre, Señor, 
todos los reyes del mundo, tu gloria. 17Cuando el Señor reconstruya Sión 

y aparezca en su gloria,

18y se vuelva a las súplicas de los indefensos 
y no desprecie su súplica, 
19quede esto escrito para la generación futura, 
y el pueblo recreado alabará al Señor: 
20Que el Señor se ha asomado 
desde su excelso santuario 
desde el cielo se ha fijado en la tierra, 
21para escuchar los lamentos de los cautivos 
y librar a los condenados a muerte. 
22Así se anunciará en Sión la fama del Señor 
y su alabanza en Jerusalén, 

23cuando se reúnan unánimes los pueblos 
y los reinos para servir* al Señor.
29Los hijos de tus siervos y su linaje 
habitarán establemente en tu presencia. 
Explicación.
102,16 No se trata todavía de conversión formal, sino de reconocimiento del Dios extranjero: véase Is 59,19.
102,17-23 Es muy difícil acertar con el correcto reparto sintáctico de estos versos, por la ambigüedad de la partícula ki,y por la indecisión de los tiempos verbales. A través de nuestra perplejidad se abre paso una percepción clara: que Sión será reconstruida, que el hecho se ha de registrar por escrito, que redundará en un culto universal del Señor.
102,17. La reconstrucción es tema central en Ez 36,33-36; Is 54,11 s; Am 9,11; Sal 51,20.
102,19 "Escribirlo" arguye una lúcida y firme conciencia histórica sobre el destino del pueblo: Is 30,8; Jr 30,2; Job 19,24.
102,20 "Se asoma": vigilante en Sal 14,2, benévolo en Dt 26,15.
102,21 No basta reconstruir la ciudad si faltan hombres para repoblarla: Is 49,22. Los "condenados a muerte" están encerrados en una mazmorra esperando la ejecución: cfr. Ez 37,11 s. 
102,23 El culto es más que el reconocimiento genérico (16): quizá se inspire en Is 2,2-5; Sof 3,9s. Con esta visión gloriosa, sobrepuesta a un panorama de ruinas, podría terminar el salmo. Pero, tras una pausa, la visión se desvanece, y el orante se repliega sobre sí. * O: dar culto.
102,29 Termina con una confesión de esperanza: no en la inmortalidad personal, sino la del pueblo.
Transposición cristiana.

Heb 1,10-12 cita los versos 26-28 para exaltar la dignidad del Hijo de Dios. También podemos ensayar la lectura eclesiológica: el salmo nos enseña a inscribir nuestras penas personales en un contexto ancho. Creyendo en la resurrección, esperamos que nuestros cuerpos serán reconstruidos.

Evangelio. Marcos 8,27-33

(Mt 16,13-20; Lc 9,18-21)

27Salió Jesús con sus discípulos para las aldeas de Cesarea de Filipo. En el camino les hizo esta pregunta:
-¿Quién dice la gente que soy yo?
28Ellos le contestaron:
-Juan Bautista; otros, Elías; otros, en cambio, uno de los profetas.
29Entonces él les preguntó:
-Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Intervino Pedro y le dijo:
-Tú eres el Mesías,
30Pero él les conminó a que no lo dijeran a nadie.
(Mt 16,21-23; Lc 8,22)

31Empezó a enseñarles que el Hombre tenía que padecer mucho, ser rechazado por los senadores, los sumos, sacerdotes y los letrados, sufrir la muerte y, a los tres días, resucitar.
32y exponía el mensaje abiertamente. Entonces Pedro lo tomó consigo y empezó a increparlo. 33Él se volvió y, de cara a sus discípulos, increpó a Pedro diciéndole:
-¡Quítate de mí vista, Satanás!, porque tu idea no es la de Dios, sino la humana. 

EXPLICACIÓN.

27-30. Puente entre el primero y el segundo período. En territorio pagano. Comienza el tema del camino (9,33s; 10,32.52; 11,8; cf. 1,2) que lleva a Jerusalén (10,32.33; 11,11) Y se responde a la cuestión de la identidad de Jesús (4,41; 6,14-16). Las dos preguntas de Jesús corresponden a los dos momentos de la curación del ciego (8,24.27: «los hombres-): la gente (los hombres) no ve en Jesús ruptura con la tradición (Juan, Elías, profeta) (27-28; cf. 6,14-16). A la segunda pregunta, Pedro, por propia iniciativa, se hace representante del grupo (cf. 1,36). Su declaración no es aceptada por Jesús: el Mesías, determinado, se identifica con el de la expectación popular nacionalista (29-30): les conminó, como a los espíritus inmundos (1,25; 3,12) o al viento/espíritu (4,39).

8,31-13,37. Segundo período (cf. 1,16). Temas dominantes: el destino del Hombre (8,31; 9,31; 10,33s), el seguimiento y el contraste entre los dos grupos de seguidores (8,34; 9,33b-50; 10,13-16), la denuncia del templo/institución judía (11,15-19; 13,1s). Comprende las secciones cuarta a octava.

8,31-9,29. Cuarta sección, compuesta de introducción (8,31-33) Y un tríptico (8,34-9,1; 9,2-13; 9,14-29). Introducción (8,31-33): Enseñar, dar una información que se aplica a la vida de los discípulos (seguidores israelitas). En lugar del concepto judío de «Mesías», el universal de- el Hombre - (2,10; 2,28), el portador del Espíritu de Dios (1,10), que, por ello, posee la plenitud humana; por extensión, los que siguen su camino. «El Hombre», intolerable para los poderes de la sociedad judía (sumos sacerdotes, senadores, letrados, las tres categorías que componían el Gran Consejo o Sanedrín); tenía que padecer, etc.: reacción inevitable de la sociedad injusta al mensaje de Jesús. Desenlace de su actividad: la muerte no pone fin a la vida. Tres días, breve lapso de tiempo (Os 6,2) (31). Les exponía el mensaje, como antes a la multitud, pero sin parábolas (cf. 2,2; 4,33; cf. 4,26-29: la entrega).

Resistencia de Pedro: increpa ("conmina", como a un espíritu inmundo, cf. 8,30) a Jesús como a un enemigo del plan de Dios; muestra su falso concepto del Mesías (8,29): se opone a que Jesús tenga que morir, quiere un Mesías poderoso y triunfador (32). Jesús, de cara a sus discípulos, que profesaban la misma idea (8,30: «les conminó») increpa/conmina a Pedro: lo identifica con Satanás, el tentador, el enemigo del hombre y de Dios (1,13); la idea humana/de los hombres, de la tradición farisea y rabínica (7,8), la de los que «no ven ni oyen» (8,24.27), opuesta a la de Dios. Se oponen dos mesianismos: el del Mesías...Hijo de Dios (1,1; 14,61s), que se entrega por la humanidad (1,9-11), y el del Mesías hijo/sucesor de David (10,47.48; 12,35-37), victorioso y restaurador de Israel. Tentación de poder (1,13.24.34; 3,11; 8,11) (33).

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