martes, enero 01, 2019

LECTURAS DEL JUEVES 17 DE ENERO DEL 2019

2 OPCIONES.

1ª OPCIÓN.


PRIMERA LECTURA. Hebreos 3,7-14.


7Por eso, como dice el Espíritu Santo:

                 Si hoy oís su voz, 8no endurezcáis el corazón
                 como en el tiempo de la rebelión,
                 como el día de la prueba en el desierto,
                 9cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me
                 tentaron, aunque habían visto mis obras
                10durante cuarenta años.
               
                Por eso me indigné contra aquella generación y dije:
                "Su corazón está siempre extraviado,
                no han conocido mis caminos:
                11como lo juré en mi cólera,
                nunca entrarán en mi descanso" (Sal95,7-11).

               12Cuidado, hermanos, con que ninguno de vosotros tenga un corazón dañado por la incredulidad, que lo haga desertar del Dios vivo; 13no, mientras resuena ese "hoy", animaos unos a otros día tras día, para que ninguno se endurezca seducido por el pecado. 14Porque somos compañeros del Mesías siempre que mantengamos firme hasta el final la actitud del principio, 

Explicación.
  
Exhortación a la fidelidad basada en el Sal 95. Los cristianos han de escuchar la voz de Jesús Mesías, no como los israelitas, que desoyeron la de Moisés en el desierto; alusión al episodio de Masá (Éx 17,7) (7-11).

                   El autor aplica Sal 95,7-11 a su época; tambíen "hoy" sigue resonando la invitación divina; la comunidad, fuente de ánimo para todos (13: unos a otros cada día). El Mesías (14) había de conducir el éxodo definitivo. El peligro está en el cansancio de la fe, que puede decaer de su actitud inicial; precisamente por la falta de fe de los israelitas no alcanzaron la meta de la tierra prometida (17, cf. Nm 14,21-23) (12-19).

SALMO. 95,6-11.
(Heb 3,7-4,10)


6Entrad, doblegados rindamos homenaje 

bendiciendo al Señor, Creador nuestro. 
7Que él es nuestro Dios y nosotros su pueblo,
el rebaño de su aprisco.
¡Ojalá le hagáis caso hoy!:
8«No endurezcáis el corazón como en Meribá, 

como el día de la prueba en el desierto: 
9cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mi acción.
10Cuarenta años me asqueó aquella generación, 

dije: Son un pueblo de corazón extraviado 
que no reconoce mi camino.
11Por eso juro indignado

que no entrarán en mi descanso».


Explicación.


95,6-7a Invitatorio segundo. Entrada y homenaje al "Hacedor" del pueblo: Is 27,7; 44,2; 51,13 etc.), y pastor del "rebaño": Sal 74,1; 79,13; 100,3.
95,7b Una voz invita a escuchar "hoy" un mensaje actualizado.
95,8-9 Por la etimología, Meribá suena a Fuente del careo, Masá, a someter a prueba; compárese con Dt 33,8.
95,11 En particular Nm 14,28-30.
Transposición cristiana.

Nos la da hecha el comentario de Heb 3,7-4,11, aplicado a la situación cristiana.


EVANGELIO. Marcos 1,40-45.

40Se le acercó un leproso y le suplicó de rodillas: 

-Si quieres, puedes limpiarme.
41Conmovido, extendió la mano y lo tocó diciendo: 

-Quiero, queda limpio.
43  Al  momento se le quitó la lepra y quedó limpio. 43Reprimiéndolo, lo sacó fuera enseguida 44 y le dijo:
-¡Cuidado con decirle nada a nadie! Al contrario, ve a que te examine el sacerdote y ofrece por tu purificación lo que prescribió Moisés como prueba contra ellos.
45Pero él, al salir, se puso a proclamar y a divulgar el mensaje a más y mejor; en consecuencia, Jesús no podía ya entrar manifiestamente en ninguna ciudad; se quedaba fuera, en despoblado, pero acudían a él de todas partes.
EXPLICACIÓN.

El leproso es el caso extremo y el prototipo de la marginación religiosa. y social, impuesta por la Ley (Lv 13,45s). Al acercarse a Jesús está  violando la Ley. Si quieres, puedes, dicho de Dios en Sab 12,18 (40).  Conmovido, usado de Dios en el judaísmo (en el NT, sólo de Jesús): el amor de Dios por los hombres, manifestado en Jesús. Él no reconoce marginación alguna; la establecida por la Ley no corresponde a lo que Dios es y quiere: el reinado de Dios no excluye a nadie de la salvación. Viola la ley, toando al leproso (41). Es pronto para divulgar un mensaje tan radical, la invalidez de la ley de lo puro/impuro y la Igualdad de todos !os hombres ante el Reino. Los ritos impuestos por Moisés (no por Dios; cf Lv 14,1-32) demuestran la dureza de aquel pueblo (como prueba contra ellos, cf Dt 31,26) (42-44). Desobediencia del hombre. En consecuencia, Jesús queda marginado, pero aumenta el  concurso de gente (45). Se abre así el Reino a todos los excluidos como Impuros por la Ley judía, incluidos los paganos.
2ª OPCIÓN.
Primera Lectura. Efesios 6,10-13.18
 10Para terminar, dejad que os robustezca el Señor con su poderosa fuerza. 11Poneos las armas que Dios da para resistir a las estratagemas del diablo, 12porque la lucha nuestra no es contra hombres de carne y hueso, sino la del cielo contra las soberanías, contra las autoridades, contra los jefes que dominan en estas tinieblas, contra las fuerzas espirituales del mal.
              13Por eso os digo que cojáis las armas que Dios da, para poder hacerles frente en el momento difícil y acabar el combate sin perder terreno.  18 Al mismo tiempo, con la ayuda del Espíritu, no perdáis ocasión de orar, insistiendo en la oración y en la súplica; y para eso espantad el sueño y pedid constantemente por todos los consagrados;

Explicación.

 La lucha contra el mal no se hace sólo con las propias fuerzas, sino con las que infunde el Señor (10-11). Ataques insidiosos del mal que domina el mundo, personificado en figuras tradicionales, diablo, soberanías, autoridades, etc.: hombres de carne y hueso, lit. "carne y sangre"; la del cielo, cf. 1,3. La lucha tiene como enemigos a los poderes que dominan a la humanidad (12). No es una lucha violenta; sus armas son la conducta propia del hombre nuevo (verdad/sinceridad, honradez) (13-14) y la propagación del mensaje (Is 52,7) experiencia interior de salvación, dada por el Espíritu (cf. 2,5) (17). El autor se apoya en Is 11,5; 52,7; 59,17.

La oración de unos por otros demuestra el amor/solidaridad entre los cristianos (18). 
Salmo. 16,1-2.5.7-8.11
1 ¡Guárdame, Dios, que me refugio en ti!

2 Declaro:
al Señor,
Tú eres mi dueño,
no tengo bien fuera de ti.
5 El Señor es la porción de mi lote y de mi copa;

tú controlas mi suerte:
7 Bendigo al Señor que me aconseja,

aun de noche me instruyen mis entrañas.
8 Pongo siempre al Señor ante mí,
con él a mi derecha no vacilaré.
11 me enseñarás un camino de vida,

me colmarás de gozo en tu presencia,
de delicias perpetuas a tu diestra.
Explicación.
16,1 El comienzo es una variante de comienzo convencional. Se dirige al Dios supremo, ´el , como "guardián": cfr.. Sal 121.


16,2 El femenino "bien" aplicado al Señor es excepcional; puede estar inducido por el tema de la tierra; cfr. Sal 65,12; 68,11. Otros leen pregunta retórica así: "mi dicha ¿no está en ti?".
16,5 En el reparto de la tierra los levitas no reciben un lote, pues deben vivir del templo: Nm 18,20s; Dt 10,9; 18,1.


Este verso pesa mucho en la reconstrucción del comienzo.

16,7 El Señor es mi consejero personal. A su consejo reacciona la intimidad más honda, "los riñones" como sede de pasiones, como zona semiconsciente que el Señor sondea e ilumina. Es fórmula excepcional.

16,8 También excepcional por el verbo tan escogido y por ser el orante sujeto: la presencia de Dios se hace constante en la conciencia. Véase en contraste Ez 14,3. "Vacilar": en el supuesto, sacerdotal, o en la posición, vital.
16,11 Aunque bien establecido, se encuentra en camino: vivir es progresar hacia un término positivo: gozo, saciedad, delicias sin fin. Moisés pidió al Señor que le mostrara el camino, y el Señor accedió (Éx 33,13); pidió ver su gloria, y el Señor le enseño su bondad, no su rostro (Éx 33,18-20). El orante del salmo comienza con la "bondad"; al final Dios le enseña el camino y muestra su rostro. Más allá no queda nada.


TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Aplican el salmo a Cristo resucitado. Hch 2,24 y 13,34. Pronunciado por Cristo, con variedad de aplicaciones, puede ser pronunciado por el cristiano con la esperanza segura de su resurrección.
Evangelio. Mateo 19,16-26.
16 En esto se le acercó uno y le preguntó:

                    - Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para conseguir vida definitiva?
                   17 Jesús le contestó:
                   - ¿Por qué me preguntas por lo bueno? El Bueno es uno solo; y si quieres entrar en la vida guarda los mandamientos.
                   18 Él le preguntó:
                   - ¿Cuáles?
                   Jesús le contestó:
                   - "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio,
19 sustenta a tu Padre y a tu madre y ama a tu prójimo como a ti mismo" (Éx 20,12-16).
                   20 El jovencito le dijo:
                   - Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?
                   21 Jesús le declaró:
                   - Si quieres ser un hombre logrado, vete a vender lo que tienes y dáselo a los pobres, que tendrás en Dios tu riqueza; y, anda, sígueme a mí.
                   22 Al oír aquello, el jovencito se fue entristecido, pues tenía muchas posesiones.
                   23 Jesús dijo a sus discípulos:
                   - Os aseguro que con dificultad va a entrar un rico en el reino de Dios.
24 Lo repito: Más fácil es que entre un camello por el ojo de una aguja que no que entre un rico en el reino de Dios.
                   25 Al oír aquello, los discípulos se quedaron enormemente impresionados y decían:
                   - En tal caso, ¿quién puede subsistir?
                   26 Jesús se les quedó mirando y les dijo:
                   - Humanamente ese es imposible, pero con Dios todo es posible.
Explicación.
No se precisa al principio la condición de la persona (16). Jesús lo corrige: la vida definitiva no se obtiene por relación con un código (¿qué tengo que hacer de bueno?), sino con una persona (el Bueno; 17). Sólo los mandamientos que tocan al prójimo (Éx 20,12-16; Dt 5,16-20; 24,14): la relación con los hombres determina la relación con Dios (18s). Se caracteriza al individuo como un jovencito (= inmaduro), su observancia no le da la madurez humana. Un hombre logrado (21), gr. teleios, llegado al final, al término; en oposición a "jovencito", el hombre adulto, maduro (cf. 14,21; 15,38). Jesús le ofrece el pleno desarrollo, imposible bajo el régimen de la Ley (cf. Gál 3,24; 4,1-5). Condición para el seguimiento, la opción por la pobreza (5,3; 6,24; 16,24). No acepta; "el jovencito" se marcha en su misma condición, incapaz de llegar a la madurez. Seducción de las riquezas (13,22) (22). Entrar en el Reino (23s) equivale seguir a Jesús (v.21; cf. 19,14). Práctica imposibilidad de que los ricos renuncien a su riqueza para hacerse discípulos. Subsistir (25), escapar/salvarse de un peligro: poner la vida física a salvo (16,22) evitando la indigencia. Humanamente, la única manera de subsistir está en la riqueza, que causa miseria en otros; con Dios (5,3: "tienen a Dios por rey"), los pobres no pasarán necesidad (6,19-34; 14,20; 15,37). 

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