viernes, julio 01, 2016

LECTURAS DEL SÁBADO 16 DE JULIO DEL 2016.

Primera Lectura: Miqueas 2, 1-5

Primera denuncia (Is 5; Am 5)

1¡Ay de los que planean maldades
y traman iniquidades en sus camas!
Al amanecer las ejecutan,
porque tienen poder.
2Codician campos y los roban, casas y las ocupan,
oprimen al varón con su casa,
al hombre con su heredad.
3Por eso así dice el Señor:
Mirad, yo planeo una desgracia
contra esa gente,
de la que no podréis apartar el cuello,
ni podréis caminar erguidos,
porque es una hora funesta.
4Aquel día entonarán contra vosotros
una sátira, cantarán una elegía:
“¡Ay que me roba y vende la finca familiar!
Nos apresa y reparte nuestras tierras,
¡Estamos perdidos!”.
5Así no tendrás quien te sortee los lotes
a la asamblea del Señor.

EXPLICACIÓN.

2,1-5. La construcción sigue el modelo clásico: denuncia del pecado, amenaza del castigo, consecuencias. Lo original es utilizar “ay” para la primera parte y una sátira para la tercera.

2,1. En dos versos admirables por su concisión concentra el poeta la perversión de los poderosos; compárese con la fórmula magistral de Sab 2,11. La noche puede ser tiempo de penitencia (Sal 4) y la mañana tiempo de gracia (Sal 57; 90,14).

2,2. “Codiciar” es el verbo usado en el decálogo (Éx 20,17). La “casa” incluye familia y empleados. “Heredad” acentúa el carácter sacro y ancestral de la propiedad: Nm 27,1-11 y 36,1-12.

2,3. “Planeo”: el hebreo emplea el mismo verbo dicho antes de los poderosos (traman). El “cuello” parece aludir al yugo de los esclavos transportando cargas.

2,4-5. La sátira toma forma de elegía, para hacerse más punzante. Y se remonta a la concepción de la tierra como don de Dios, repartido originariamente a suertes. Un día la asamblea repartirá de nuevo la tierra, y a los explotadores no les tocará una porción.

Salmo Responsorial: 10,1-4.7-8.14

L 1 ¿Por qué, Señor, te quedas lejos

y te escondes en los momentos de peligro?
2 La soberbia del malvado
se enardece contra el desgraciado:
¡que se enreden en las intrigas que han tramado!
M 3 ¿Por qué se gloría el malvado de su ambición
y el codicioso se felicita con insolencia?
N 4 Desprecia al Señor el malvado:
¡No hay Dios que me pida cuentas!
P 7 Su boca está llena de engaños y fraudes,
esconde su lengua maldad y opresión;
8 en el corral se agazapa
para matar a escondidas al inocente;
R 14 Pero tú ves las penas y desgracias, 

los miras para retribuir:
de la maldad te encargas tú,
tú eres el socorro del huérfano.

EXPLICACIÓN.

10,1 A los imperativos de la súplica sigue la pregunta retórica urgiendo a la acción.


10,2-3b. La descripción del malvado comienza por la soberbia: Is 16; Jr 48; Eclo 10,16-18; de la que brota la furia contra el indefenso. Se adelanta la letra M, truncada; sospecho que se ha perdido un verso.

10,7. La letra P va antes de la c. El efecto es de acumulación. La boca es muy importante en las relaciones sociales.


10,8-9. Insiste en el verbo acechar. Su lengua es mentirosa, su acción es solapada: se esconde, vigila, aguarda su momento. Es la actitud de la fiera al acecho de una presa, Lam 3,10; Job 38,40; o del cazador emboscado en su “red”. “Inocente” encaja en el contexto forense; “desgraciado” es traducción puramente conjetural.

10,14. Verso muy dudoso. “Retribuir”: alternativa “grabar en la mano” las penas del pobre: “tomarlo en la mano” al malvado para castigarlo. “Maldad”: conjetural, según 8; “te encargas” para castigar. Alternativa: “el pobre se abandona a ti”.

Evangelio: Mateo 12, 14-21

14 Al salir de la sinagoga, los fariseos planearon el modo de acabar con él.
15 Jesús se enteró y marchó de allí. Lo siguieron muchos y él los curó a todos,

16 mandándoles que no lo descubrieran.
17 Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías:
18 Mirad a mi siervo, mi elegido,
mi amado, en quien he puesto mi favor.
Sobre él pondré mi espíritu
para que anuncie el derecho a las naciones.
19 No altercará, no gritará,
no voceará por las calles.
20 La caña cascada no la quebrará
hasta que haga triunfar el derecho.
21 Él será la esperanza de las naciones (Is 42,1-4).

EXPLICACIÓN.

Jesús emancipa al pueblo del dominio de los dirigentes, ejercido por medio de la Ley; de ahí la reacción homicida (14).

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