jueves, octubre 01, 2015

LECTURAS DEL VIERNES 23 DE OCTUBRE DEL 2015.

PRIMERA LECTURA. Romanos 7,18-25.

   18Veo claro que en mí, es decir, en mis bajos instintos, no anida nada bueno, porque el querer lo excelente lo tengo a mano, pero el realizarlo no; 19no hago el bien que quiero; el mal que no quiero, eso es lo que ejecuto. 20Ahora, si lo que yo hago es contra mi voluntad, ya no soy yo el que lo realiza, es el pecado que habita en mí.
          21 Así, cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro fatalmente con lo malo en las manos. 22En lo íntimo, cierto, me gusta la Ley de Dios, 23pero en mi cuerpo percibo unos criterios diferentes que guerrean contra los criterios de mi razón y me hacen prisionero de esa ley del pecado que está en mi cuerpo. 25b En una palabra: yo de por mí, por un lado, con mi razón, estoy sujeto a la Ley de Dios; por otro, con mis bajos instintos, a la le del pecado.
          24¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este ser mío, instrumento de muerte? 25aPero, ¡cuántas gracias le doy a Dios por Jesús, Mesías, Señor nuestro!

EXPLICACIÓN.

El pecado puede utilizar la Ley, que es buena, para matar al hombre, por la impotencia de éste; porque los instintos propios de su ser (de carne y jueso) no integran a la persona, a menos que se organicen alrededor de un ideal verdadero. Pero el pecado no es un dueño exterior, está en los bajos instintos del hombre. Separa el querer del obrar; es más, todo lo que hace el hombre resulta contrario a su intención primaria (14-25). Vv. 25b.24.25a: Se invierte el orden de los vv. para conservar la sucesión lógica. 

SALMO. 119,66.68.76-77.93-94.
66Enséñame a discernir y entender,
porque me fío de tus mandatos. 

68Bueno eres tú y haces el bien: 
enséñame tus normas. 
76Sea tu misericordia mi consuelo
como lo prometiste a tu siervo.
77Que me alcance tu compasión, y viviré,
porque tu leyes mi delicia. 
93Jamás olvidaré tus decretos,
pues con ellos me diste vida.
94Tuyo soy, sálvame,
que yo consulto tus decretos. 
Explicación.
119,65-72 Con cuatro menciones de "bueno" puede componer un tratado de bienes. Dios es bueno y benéfico, buena es la instrucción de Dios y también la aflicción por la que aprendo. El "gusto" es metáfora de discreción o discernimiento: ls 7,15s; Sal 34,9. El pecado por "inadvertencia" (Sal 19,12s) se cura con un escarmiento leve. En 69-70 leemos dos de las pocas imágenes del salmo: dedicadas a enemigos malvados. El último verso adopta la forma clásica de refrán "más vale": compárese con Prov 3,15; 8, 10.19.
119,73-80 Se contraponen unos "fieles", que reverencian al Señor, y unos insolentes, que calumnian al orante; ellos fracasarán, éste no. De Dios se fija en aspectos complementarios: lo primero es la creación o "hechura" del hombre (Job 10,8); después es Dios maestro que enseña; ha de mostrar su "misericordia y compasión". 
 119,89-96 El tema de la perpetuidad atrae motivos cósmicos de creación: duración celeste, estabilidad de la tierra. En contraste entra la condición caduca del ombre: perece por el sufrimiento, por la persecución del enemigo. Necesita que Dios lo salve y le dé, mantenga la vida. La "palabra" de Dios aparece "plantada" en el cielo, donde cobra su firmeza y seguridad (cfr. Sal 89,3). Como en castellano, la palabra hebrea "acabado" contiene una sugerente ambivalencia. Es lo llevado a cabo, perfecto, y es lo que se acaba. Perfil y forma son perfección desde dentro, límite desde fuera. Sólo el mandato de Dios se dilata inmensamente. 
 Transposición cristiana.
Muchos títulos, símbolos o privilegios atribuidos en el judaísmo a la tora son atribuidos en el NT a Jesucristo: luz, agua de la roca, camino, etc. Por tanto, donde leemos ley o mandato podemos pensar en Jesús como Mesías. Como los relatos del Pentateuco son también tora, así y mucho más lo es la vida de Cristo. La lectura se facilita usando la clave del "camino". Jesús se lo apropia como norma de conducta y vía de acceso al Padre, al cual añade los de verdad y vida, también presentes en el salmo. Con su conducta y enseñanza nos enseña "el camino auténtico de la vida".  
 EVANGELIO. Lucas 12,54-59.
54 Y añadió para las multitudes:
- Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede.
55 Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace.
56 ¡Hipócritas!, si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo es que no sabéis interpretar el momento presente?
57 Y ¿por qué no juzgáis vosotros mismos lo que se debe hacer?
58 Por ejemplo, cuando vas con tu contrincante a ver al magistrado, haz lo posible por librarte de él mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel.
59 Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.


EXPLICACIÓN.


Segunda secuencia: 12,54-13,9. Jesús se dirige a las multitudes que habían acudido tumultuosamente (12,1a). En primer lugar les da un aviso para que interpreten correctamente el momento de enmienda y de cambio en que se encuentran (12,54-59); a continuación toma pie de las noticias que la gente le comunica para exhortarlos a la enmienda (13,1-5); termina con una parábola que subraya la urgencia del cambio de vida (13,6-9).

54-59. Interpretan las señales de la naturaleza, pero no las de la historia. Sacan las consecuencias en lo que no las compromete, pero no cuando se trata de la opción existencial (54s). Hipócritas, como los fariseos, bajo cuyo influjo están 8cf. 12,1a). Antes previno a los discípulos a no dejarse influir por los fariseos (12,1b); ahora exhorta a la gente a independizarse de ellos. No necesitan de su doctrina para saber lo que es bueno o es malo (57); deben tener juicio personal y hacer lo que convenga en cada circunstancia: para procurar la justicia vale más la buena voluntad mutua que el recurso legal (58s).

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