viernes, agosto 01, 2014

LECTURAS DEL SÁBADO 16 DE AGOSTO DEL 2014.

Primera Lectura. Ezequiel 18,1-10.13.30-32.

1Me dirigió la palabra el Señor:
2-¿Por qué andáis reptiendo
este refrán en la tierra de Israel:
"Los padres comieron agraces
y los hijos tuvieron dentera"?
3Por mi vida, os juro -oráculo del Señor-
que nadie volverá a repetir
ese refrán en Israel.
4Sabedlo: todas las vidas son mías;
lo mismo que la vida del padre,
es mía la vida del hijo;
el que peca es el que morirá.
5El hombre que es justo,
que observa el derecho y la justicia,
6que no come en los montes
levantando los ojos a los ídolos de Israel;
que no profana a la mujer de su prójimo,
ni se llega a la mujer en su regla;
7que no explota, sino que devuelve
la prenda empeñada;
que no roba, sino que da
su pan al hambriento y viste al desnudo;
8que no presta con usura ni cobra intereses;
que aparta la mano de la iniquidad
y juzga imparcialmente los delitos;
9que camina según mis preceptos
y guarda mis mandamientos,
cumpliéndolos fielmente, ese hombre es justo
y ciertamente vivirá -oráculo del Señor-.
10Si éste engendra un hijo criminal y homicida,
que quebranta algunas de esta prohibiciones
13que presta con usura y cobra intereses,
ciertamente no vivirá; 
por haber cometido todas esas abominaciones,
morirá ciertamente
y será responsable de sus crímenes.
30Pues bien, casa de Israel,
os juzgaré a cada uno según su proceder
-oráculo del Señor-.
Arrepentíos y convertíos
de vuestros delitos,
y no caeréis en pecado.
31Quitaos de encima los delitos
que habéis perpetrado
y estrenad un corazón nuevo
y un espíritu nuevo,
y así no moriréis, casa de Israel.
32Pues no quiero la muerte de nadie
-oráculo del Señor-.
¡Convertíos y viviréis!

Explicación.

18,2 El refrán se lee también en Jr 31,29-30; sin imagen resuena en Lm 5,7.

18,3-4 La primera respuesta apela a la soberanía de Dios, señor de vida y muerte en el orden biológico; él puede asignar a la muerte función de castigo instituyendo la pena de muerte como sanción al pecado.

18,5-9 Compárese con las liturgias de entrada: Sal 15; 24; Is 33,15s.

18,6 Banquetes rituales idolátricos en los altozanos (cap 6).

18,7-8 Enumera cláusulas diversas de la legislación, Éx, Lv y Dt.

18,9 "Vivirá" equivale a "no es reo de muerte". Designa la vida con todos los bienes de la relación con Dios y con la comunidad; véanse Dt 4,1.33; 5,24.26.33; 8,1.3 etc.

18,10-13 Se exige el cumplimiento de todos los mandamientos. Sentencia de muerte: al criminal no le valdrá la honradez de su padre.

18,31 El cambio interior será la gran novedad. Lo que aquí suena como mandato, sonará como promesa en 36,26. A la vuelta del destierro este final mirará otra vez hacia el futuro, hacia la comunidad del espíritu nuevo.

18,32 La última palabra es oferta de vida.

Salmo. 51,12-15.18-19.

12Crea en mí, Dios, un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
13no me arrojes lejos de tu rostro
ni me quites tu santo espíritu;
14devuélveme el gozo de la salvación,
afiánzame con un espíritu generoso.
15Enseñaré a los malvados tus caminos,
y los pecadores volverán a ti. 
18Un sacrificio no te satisface;
si te ofrezco un holocausto, no lo aceptas.
19Para Dios sacrificio es un espíritu quebrantado,
un corazón quebrantado y triturado,
tú, Dios, no lo desprecias. 
Explicación.
51,12-14 El verbo crear suena con fuerza al comienzo de tres versos que llamaré epíclesis, porque son una triple invocación al espíritu. Como en la creación: el "espíritu de Dios" se cernía sobre el océano.
51,12 El primero es un espíritu dispuesto; adjetivo al parecer contrario al viento, cuya esencia es moverse. En términos psicológicos y espirituales es un ánimo pronto, decidido (cfr. Mt 26,41).
51,13 El segundo es un espíritu santo; la petición es que Dios "no quite" lo que había dado. Leído en clave davídica, sería el espíritu de profecía, según 2 Sm 23,2. Leído en clave comunitaria, es retirar la condición de pueblo santo, consagrado: Ex 19,6; Is 62,12; anular la elección, rechazar, como muestra el paralelo de 2 Re 13,23.
51,14 El tercero es un espíritu "principesco", que denota la iniciativa espontánea, la generosidad y nobleza de ánimo. No una ley desde fuera, sino un dinamismo desde dentro.
51,15 Ya transformado, el orante podrá atarearse como predicador de conversión. Los caminos del Señor son la línea de conducta que él traza; el camino por donde podrán volver y que deberán seguir.
51,18 El verbo aceptar puede tener valor técnico en el lenguaje cúltico: es la aceptación de Dios la que convalida un sacrificio.
51,19 "Quebrantado, triturado": hay que retener la imagen hebrea, plástica, vigorosa; nosotros decimos "estoy hecho polvo". Por la traducción griega y después la latina, la imagen perdió su materialidad y se convirtió en el concepto contrición, con su adlátere atrición. 
Trasposición cristiana. El salmo 51 es el Miserere, príncipe de los salmos penitenciales. Lástima que se haya desgajado del 50 y que no se haya valorado bastante la epíclesis o invocación al Espíritu. Podemos arrancar de 2 Cor 5,17-21 sobre el "ministerio de reconciliación". Al cual añado unas cuantas observaciones.
En la liturgia penitencial, ordenada al perdón y reconciliación, Dios no condena como juez, sino que se querella como parte. La relación mutua se funda en la alianza, cuya carta es el evangelio. El evangelio posee fuerza de interpelación, de recriminación y querella; pero también ofrece perdón y fuerza para la enmienda. A un examen de conciencia objetivo y neutral se sobrepone la palabra de Dios, en diálogo personal. La reconciliación tiene algo de nueva creación, y el Espíritu se infunde como dinamismo de vida nueva. Se plantea la relación entre culto y justicia. 
Evangelio. Mateo 19,13-15.

13 Le acercaron entonces unos chiquillos para que les impusiera las manos y rezara por ellos; los discípulos les regañaban,
14 pero Jesús dijo:
                  - Dejad a los chiquillos, no les impidáis que se acerquen a mí: porque los que son como ellos tienen a Dios por rey.
                 15 Les impuso las manos y siguió su camino.

EXPLICACIÓN.

13 - 15.      Estos chiquillos continúan los de 18,2-5; son figura de los discípulos que toman por norma el servicio. Relación con la primera y última bienaventuranza (5,3.10: tienen a Dios por rey). Oposición de los discípulos, que tienen aún ambiciones de rango (18,1).

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