domingo, diciembre 01, 2013

LECTURAS DEL MIÉRCOLES 4 DE DICIEMBRE DEL 2013.

PRIMERA LECTURA. Isaías (25,6-10a):

El banquete del Señor.

6El Señor de los ejércitos
ofrece a todos los pueblos, en este monte,
un festín de manjares suculentos,
un festín de vinos de solera,
manjares enjundiosos, vinos generosos.
7Arrancará en este monte
el velo que cubre a todos los pueblos,
el paño que tapa a todas las naciones;
8y aniquilará la muerte para siempre.
El Señor enjugará las lágrimas
de todos los rostros
y alejará de la tierra entera
el oprobio de su pueblo
-lo ha dicho el Señor-

Moab, la ciudad rebelde (Is 16,6-11).

9Aquel día se dirá: Aquí está nuestro Dios,
de quien esperábamos que nos salvara:
celebremos y festejemos su salvación.
10aLa mano del Señor se posará en este monte.

Explicación.

25,6-8 El banquete real, después de la entronización de 24,23. Poder invitar a muchos es signo de poderío y riqueza (Est 1,3-8). El Señor invita a todos los pueblos a un banquete espléndido, que se celebrará en el Monte sagrado. En el banquete hace regalos a los comensales. El primero es su presencia y manifestación: antes los pueblos estaban como ciegos, tapados; ahora, removida la cubierta, pueden reconocerlo. El segundo es extraordinario: aniquila la muerte, la maldición original del hombre (Gn 3,19), para que los convidados vivan siempre con él, una vida sin dolor ni lágrimas. San Pablo (1 Cor 15,54) aplica un verso a la victoria de Cristo sobre la muerte; Ap 21,4, aplica dos versos a la vida en el cielo. Como una firma de tan estupenda promesa, afirma el texto que "lo ha dicho el Señor".

25,9-10a Nuevo himno de victoria. La batalla ha sido reñida, porque la ciudad ha resistido con todos sus medios.

Sal 22,1-3a.3b-4.5.6

Ez 34; Jn 10

1 El Señor es mi pastor: nada me falta.
2 En verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
3 y repara mis fuerzas;

me guía por senderos oportunos
como pide su título.
4 Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo: Tú vas conmigo;
tu vara y tu cayado me sisoigan.

5 Me pones delante una mesa
frente a mis enemigos.
Me unges con perfume la cabeza,
mi cabeza rebosa.
6 Tu bondad y lealtad me escoltan
todos los días de mi vida;
y habitaré en la casa del Señor
por días sin término.


Explicación.

23. Este salmo es uno de los favoritos del salterio: por la tradición de David pastor y por la culminación en la imagen del Buen Pastor. También por su sencillez y riqueza: en dos imágenes o escenas de conjunto comprime un número inesperado de símbolos elementales. Las imágenes son dos: el pastor en 1-4, el anfitrión en 5-6. El verso central, 4b, se une a lo que precede por la imagen, a lo que sigue por la aparición de la segunda persona.

La imagen del pastor está desarrollada con realismo y concreción, por medio de rasgos breves que evocan la escena. Hay que dejarse conducir por la imaginación, sin espiritualizar: el césped verde con una fuente, para tumbarse, reposar y recobrar fuerzas; las roderas del camino, la cañada al oscurecer, la vara que encamina con un toque y el callado que golpea rítmica y sonoramente el suelo. La imagen suelda dos planos de significado en una arista común, desde la cual se dominan ambas vertientes en mirada simultánea. Lo dicho de las ovejas vale del hombre; lo personal se adelanta a primer plano en el "tú vas conmigo".

La imagen libera varios símbolos, arquetípicos o culturales. La imagen del pastoreo se inscribe en las relaciones del hombre con los animales, dominados y domésticos. El verde aplaca los ojos, revela a la tierra materna y acogedora. El agua quita la sed y suscita energía vital. El caminar es experiencia radical. La oscuridad evoca miedos infantiles y temores no aclarados; en ella se siente con más fuerza la presencia amiga. La potencia simbólica de estos rasgos no se agota en la primera lectura.

La imagen del huésped. En la cultura nomádica es fundamental la hospitalidad. Podemos imaginar un fugitivo de su clan que pide asilo. El jeque lo acoge en su tienda, le ofrece protección, comida y bebida, ungüentos aromáticos. Al observar la escena los enemigos perseguidores se detienen en la puerta o cortina: el jeque lo protege. Cuando ha terminado, el jeque le ofrece una escolta que lo acompañe en el camino hasta casa, que es la casa del Señor. Esta parte añade los símbolos de comer y beber.

Las tradiciones del éxodo nos dan una clave para comprender la unidad de las dos imágenes: el Señor guía a su pueblo por el desierto como a un rebaño, buscándole agua y comida y reposo. Cuando llegan a la tierra prometida, el Señor los recibe como anfitrión en su territorio: Éx 15,13; Sal 68,11; 77,21. Dos veces el poeta interrumpe el descanso con el camino, no lo contrario. ¿Toda la vida en camino o una morada final en el templo? El poema termina con una tensión no resuelta, como si una y otra vez se volviera a empezar.

23,1 Es frecuente la imagen de Dios pastor: Sal 78,52; 80,2; Is 40,10s; Jr 23,4.

23,3 El hebreo shem puede significar nombre, título, fama. Aquí encaja mejor lo segundo.

23,4 "Me sosiegan": el verbo es frecuente en Is II: 40,1; 49,13; 51,3.12.19; 52,9.

23,5 El uso de perfumes en los banquetes está atestiguado abundantemente.

23,6 "Bondad y lealtad" personificados como escolta.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.


Jn 10,1-18 presenta a Jesús como el bueno o auténtico pastor (Ez 34). La primera carta de Pedro sintetiza en la imagen cristología con eclesiología: 2,25; 5,2-4. A partir de esos datos se puede conducir una reflexión sobre símbolos del salmo y sacramentos. 

EVANGELIO. Mateo (15,29-37): 

29 Jesús se marchó de allí y llegó junto al mar de Galilea; subió al monte y se quedó sentado allí.
30 Acudieron grandes multitudes llevándole cojos, ciegos, lisiados, sordomudos y otros muchos enfermos; los echaban a sus pies y él los curaba.
31 La multitud estaba admirada viendo que los mudos hablaban, los lisiados se curaban, los cojos andaban y los ciegos veían; y alababan al Dios de Israel.

32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
                    - Me conmueve esta multitud, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen que comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen por el camino.
                   33 Los discípulos le preguntaron:
                   - Y en un despoblado, ¿de dónde vamos a sacar pan bastante para saciar a una multitud tan grande?
                   34 Jesús le preguntó:
                   - ¿Cuántos panes tenéis?
                   Contestaron:
                   - Siete y unos cuantos pececillos.
                   35 Mandó a la multitud que se recostase en la tierra, 
36 tomó los siete panes y los pececillos, pronunció una acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos; los discípulos se los daban a las multitudes.
37 Todos comieron hasta quedar saciados y recogieron los trozos sobrantes: siete espuertas llenas.


  EXPLICACIÓN.

29 - 31.          Sumario de la actividad de Jesús. Se continúa la liberación efectuada con la hija de la cananea (cf. las obras del Mesías: 11,2-5). Multitudes no judías (el Dios de Israel; cf. 9,8 de una multitud israelita).

  El episodio de la cananea ha introducido el tema del pan (15,26). Multitud pagana: no cinco, sino siete panes, alusión a los setenta pueblos paganos; en vez de doce (Israel) cestos, término palestinense, siete (paganos) espuertas, término usado fuera de Palestina; cuatro mil hombres (38), alusión a los cuatro puntos cardinales; en lugar de bendición (14,19), expresión hebrea, acción de gracias (36), expresión griega del mismo significado. Jesús toma la iniciativa (32). Tres días (cf. Os 6,2), multitud ya creyente). Los discípulos, incrédulos (33). En la tierra, alusión a 5,5. Saciados (cf. 5,7: la obra liberadora de Dios se hace por medio de hombres). 

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