miércoles, julio 01, 2020

LECTURAS DEL DOMINGO 19 DE JULIO DEL 2020.


PRIMERA LECTURA. Sabiduría 12,13.16-19.

13Además, fuera de ti, no hay otro dios al cuidado de todos,
ante quien tengas que justificar tu sentencia; 

16Porque tu fuerza es el principio de la justicia
y el ser dueño de todos te hace perdonarlos a todos.
17Ante el que no cree en la perfección de tu poder
despliegas tu fuerza,
y a los que la reconocen los dejas convictos de su atrevimiento;
18pero tú, dueño de tu fuerza, juzgas con moderación
y nos gobiernas con mucha indulgencia;
hacer uso de tu poder está a tu alcance cuando quieres.
19Actuando así, enseñaste a tu pueblo
que el hombre justo debe ser humano,

e infundiste a tus hijos la esperanza,
pues dejas arrepentirse a los que pecan. 

Explicación.


12, 16a Compárese con 2,11. La frase es muy densa y admite varias lecturas: principio creador del orden de la justicia; principio de la instauración y ejecución de un orden histórico de justicia.

12,16b Véase 11,23. Perdonar no se opone al poder ni a la justicia.

12,17 Compárese con 5,17-20.

12,18 Dios es señor de todos los poderes humanos, su propio poder lo señorea él mismo. Véase Is 1,21.


12,19 Podemos hablar de un ideal "humanista". Véanse 1,6 Y 7,23. 20-21. Comentan el tema de la esperanza. Por la promesa con juramento Dios se compromete con un pueblo.

SALMO. 86,5-6.9-10.15-16.


5Porque tú, Dueño mío, eres bueno y perdonas,
eres misericordioso con los que te invocan.
6Escucha, Señor, mi súplica,
haz caso a mi petición de gracia, 
9Todos los pueblos que hiciste
vendrán a postrarse en tu presencia
y honrarán tu nombre, Dueño mío.

10Porque eres grande y autor de maravillas,
sólo tú eres Dios. 
15pero tú, Dueño mío,

Dios compasivo y piadoso,
paciente, misericordioso y fiel,
16mírame y ten piedad
da fuerzas a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava. 
Explicación.
86,5 "Perdonas": en hebreo adjetivo, "perdonador". Caso único, aunque el verbo es frecuente.
86,6 "Petición de gracia": este plural femenino es exclusivo del salmo, de ordinario se usa el plural masculino. 
86,8-10 Entre la numerosa población de divinidades de todos los pueblos Yhwh es incomparable, como cantan Ex 15,11; Sal 40,6; 71,19; 89,7. Es poco hablar por comparación, pues Yhwh es único Dios, precisa el v. 10: cfr. ls 37,16.20; Neh 9,6; Sal 136,4. Entre los dos enunciados (8a.10b) procede el cortejo de los pueblos que acuden a rendir homenaje. En estos tres versos el orante se remonta de su tribulación presente a una visión gloriosa y universal, anticipando un futuro cuando Yhwh sea reconocido por todos los pueblos, porque todos son hechura suya.  
86,15 Cita litúrgica, cuyo texto fundamental se escucha, de la boca de Dios, en Ex 34,6; con variaciones en Jl 2,13; Jon 4,2; Sal 103,8; 111,4; 112,4; 145,8; Neh 9,17.31. Son atributos de Yhwh, el Dios único.
86,16 "Hijo de tu esclava", por tanto, esclavo de nacimiento: Sal 116,16. 
Transposición cristiana.
 La sección 8-13 intima un sentido de unidad y totalidad. Hay un Dios único y universal: todos los pueblos han de reconocerlo. Como centro de atracción, Dios es capaz de unificar a todos en su nombre. También puede unificar al individuo, que vive internamente dividido por tantos centros de atracción. Tarea de Jesucristo, que atrae a todos (Jn 12,32), y del Espíritu, que unifica y simplifica (1 Cor 12,4). 
 SEGUNDA LECTURA. Romanos 8,26-27.
26Pero, además, precisamente el Espíritu acude en auxilio de nuestra debilidad: nosotros no sabemos a ciencia cierta lo que debemos pedir, pero el Espíritu en persona intercede por nosotros con gemidos sin palabras; 27y aquel que escruta el corazón conoce la intención del Espíritu, porque éste intercede por los consagrados como Dios quiere.
Explicación.
La espera es activa (oración), no pasiva. En un mundo confuso, los cristianos no siempre ven claro lo que conduce al reino de Dios; el Espíritu, sí (26-27).


EVANGELIO. Mateo 13,24-43 o 13,24-30.

24 Les propuso otra parábola:
                   - Se parece el reino de Dios a un hombre que sembró semilla buena en su campo;
25 mientras todos dormían llegó su enemigo, sembró cizaña entre el trigo y se marchó.
                  26 Cuando brotaron los tallos y se formó la espiga apareció también la cizaña.
27 Los obreros fueron a decirle al propietario:
                  - Señor, ¿no sembraste en tu campo semilla buena? ¿Cómo resulta entonces que sale cizaña?
                 28 Él les declaró:
                 - Es obra de un enemigo.
                 Los obreros preguntaron:
                 - ¿Quieres que vayamos a escardarla?
                 29 Respondió él:
                 - No, por si acaso al escardar la cizaña arrancáis con ella el trigo.
30 Dejadlos crecer juntos hasta la siega. Al tiempo de la siega diré a los segadores: Entresacad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla; el trigo, almacenadlo en mi granero.
31 Les propuso otra parábola:
                   - Se parece el reino de Dios al grano de mostaza que un hombre sembró en su campo;
32 siendo la más pequeña de las semillas, cuando crece sale por encima de las hortalizas y se hace un árbol, hasta el punto que vienen los pájaros a anidar en sus ramas.
33 Les dijo otra parábola:
                   - Se parece el reino de Dios a la levadura que metió una mujer en medio quintal de harina; todo acabó por fermentar.
  34 Todo eso se lo expuso Jesús a las multitudes en parábolas; sin parábolas no les exponía nada,
35 para que se cumpliese el oráculo de profeta:

                    Abriré mis labios para decir parábolas,
                    proclamaré cosas escondidas
                    desde que empezó el mundo (Sal 78,2).
36 Luego dejó a la multitud y se fue a la casa. Los discípulos se le acercaron a pedirle:
                   - Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.
                   37 Él les contestó:
                   - El que siembra la buena semilla es el Hombre;
38 el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los secuaces del Malo; 
39 el enemigo que la siembra es el diablo, la cosecha es el fin de esta edad; los segadores, los ángeles.
40 Lo mismo que la cizaña se entresaca y se quema, sucederá al fin de esta edad:
41 el Hombre enviará a sus ángeles, escardarán de su reino todos los escándalos y a los que cometen la iniquidad
42 y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
43 Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre.
                  Quien tenga oídos, que escuche.
  
EXPLICACIÓN.

24 - 30.        Se dirige de nuevo a las multitudes (cf. 13,34). Trata ahora del reino de Dios. Las malas hierbas, no espontáneas, sino obra de un enemigo, cuando la comunidad no está comprometida (todos dormían; cf. 25,5; 26,40). Imposible eliminar lo malo sin daño de lo bueno. No hay juicio inmediato y definitivo (cf. 3,12).

31 - 32.        Los temas del árbol y de los pájaros ponen en relación esta parábola con Ez 17, 22ss, mostrando su sentido polémico: el reino de Dios no será un gran cedro (grandeza humana), se presentará como una realidad modesta. No continuará lo ya existente (cogollo del cedro), será una planta nueva. Los pájaros =  los pueblos paganos, universalidad del Reino. 

33.                Completa la parábola anterior. Eficacia de la levadura; la presencia de los grupos cristianos hace madurar a la humanidad, actuando desde dentro de ella.

34 - 35.      Termina la enseñanza a las multitudes. Hablar sólo en parábolas: las multitudes que esperaban la restauración gloriosa de Israel, no podían escuchar el mensaje expuesto claramente. Valor profético del AT.

36 - 43.        A solas con los discípulos. El mensaje del Reino, accesible a la humanidad entera, es el del Hombre (37), tanto en su aspecto individual (hombre nuevo) como social (sociedad nueva). La semilla no es un mensaje teórico, sino los hombres que, con su práctica, lo hacen eficaz. Los secuaces del Malo, los partidarios del poder, el prestigio y la riqueza (4,1-11). El reinado de Dios no se impone, encuentra un constante antagonismo. La mala semilla, las desviaciones existentes bajo el nombre cristiano (7,15-20); los escándalos, las ambiciones de poder (18,6-9); los que cometen la iniquidad, los que no se dedican al bien de los demás (7,21-23). El reino del Hombre (41), la etapa histórica del reinado de Dios; el reino del Padre (42), su etapa poshistórica. Los justos, los que han sido fieles a las bienaventuranzas (cf. 5,20).

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