domingo, septiembre 01, 2019

LECTURAS DEL LUNES 16 DE SEPTIEMBRE DEL 2019

2 OPCIONES.

1ª OPCIÓN.


PRIMERA LECTURA. 1 Timoteo 2,1-8.

1Según esto, lo primero que recomiendo es que se tengan súplicas y oraciones, peticiones y acciones de gracias por la humanidad entera, 2por los reyes y todos los que ocupan altos cargos, para que llevemos una vida tranquila y sosegada, con un máximo de piedad y decencia. 3Esto es cosa buena y agrada a Dios nuestro salvador, 4pues él quiere que todos los hombres se salven y lleguen a conocer la verdad.
                      5Porque no hay más que un Dios y no hay más que un mediador entre Dios y los hombres, un hombre, el Mesías Jesús, 6que se entregó en rescate por todos. Ese testimonio se dio a su debido tiempo 7y de él me han nombrado pregonero y apóstol -digo la verdad, no miento- para enseñar a los paganos la fe y la verdad.
                    8En cualquier lugar que sea, quiero que las oraciones las digan los hombres; que levanten manos inocentes, sin ira ni rencores. 

Explicación.

    La oración por los reyes puede interpretarse como dirigida a evitar la persecución o, más probablemente, como un reconocimiento de los beneficios (vida tranquila y sosegada) que se derivan de una buena administración del Estado. Ya los judíos ofrecían oraciones , en el templo, sacrificios, por el emperador. No hay categorías de hombres excluidas de la salvación (1-4).

                Los antiguos mediadores han pasado, entre ellos, Moisés (cf. Gál 3,19). Un hombre... que se entregó, etc. (5b-6), traduce en lenguaje más griego (Mc 10,45; en rescate por todos, cf. Is 53,11s. Misión del apóstol (7).

                Levantar las manos era gesto común en la oración, lo mismo entre judíos que entre paganos (8).  


SALMO. 28,2,7-9.

7 El Señor es mi fuerza y mi escudo:
en él confía mi corazón.
Me socorrió y mi corazón exulta
y le canta agradecido.

8 El Señor es mi fuerza
y baluarte salvador de su Ungido.
9 Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad,
apaciéntalos y llévalos por siempre.

Explicación.

 28,7 Los títulos militares son aquí convencionales.

28,8 El recuerdo final del Ungido (rey) es semejante al del Sal 61.

28,9 Los títulos tradicionales se acumulan: pueblo, heredad, rebaño (implícito).

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

El grito de Cristo en la cruz, "¿por qué me has abandonado?" parece resonar dentro del silencio de Dios, por el cual Cristo inocente se asemeja a los pecadores que bajan a la fosa. Pero el corazón de Cristo confía en el Padre, y éste salva a su Ungido y por él a su pueblo. 

EVANGELIO. Lucas 7,1-10.

1 Cuando acabó todas las prescripciones que destinaba al pueblo, entró en Cafarnaún.
2 Cierto centurión tenía un siervo al que apreciaba mucho y que se encontraba mal, a punto de morir.
3 Oyendo hablar de Jesús, le envió unos notables judíos para rogarle que fuera a salvar a su siervo.
4 Se presentaron a Jesús y le suplicaron encarecidamente:
- Merece que se lo concedas,
5 porque quiere a nuestra nación y es él quien nos ha construido la sinagoga.
6 Jesús se fue con ellos. No estaba ya lejos de la casa cuando el centurión le mandó unos amigos a decirle:
- Señor, no te molestes, que yo no soy quién para que entres bajo mi techo.
7 Por eso tampoco me atreví a ir en persona; pero con una palabra tuya se curará mi criado.
8 Porque yo, que estoy bajo autoridad de otros, tengo soldados a mis órdenes, y si le digo a uno que se vaya, se va; o a otro que venga, viene; y si le digo a mi siervo que haga algo, lo hace.
9 Al oír esto, Jesús se quedó admirado y, volviéndose hacia la multitud que lo seguía, dijo:
- Os digo que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe. 
10 Al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.
 
EXPLICACIÓN.

Para el pueblo / el Israel histórico (cf. 6,17b), el contenido del discurso toma el puesto de la Ley (7,1).  

C. Jesús y el paganismo. 2-10. En Lc, primer contacto de Jesús con los paganos. Cierto, personaje representativo; centurión, autoridad; siervo/esclavo, súbdito. La relación no es despótica (aprecio), pero el dueño no puede evitar la muerte (2). La situación descrita es ideal: la de una autoridad que se interesa por los males del pueblo sometido a ella y que busca una solución en Jesús. El paganismo cree que Israel debe ser su mediador (notables judíos) (3-5), como si no tuviera igual derecho a la salvación (cf. 5,17-26). Se prepara la figura de Cornelio (Hch 10,2.22.31).

Segunda embajada, un grupo de paganos (amigos) (6): el centurión no se encuentra directamente con Jesús: de hecho, será el mensaje de Jesús, proclamado después de su muerte, el que ofrezca solución a los males de la sociedad pagana. Mayor fe (9): ve en Jesús la autoridad de Dios mismo. Sentido teológico de la enfermedad: se encontraba mal (2) y sano (10) corresponden al dicho de 5,31: llamar a los pecadores a la enmienda; la llamada se extiende a los paganos a formar parte parte del Reino (Hch 10).


2ª OPCIÓN.

Primera Lectura. 2 Corintios 4,7-15

7Pero este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que esa fuerza tan extraordinaria es de Dios y no viene de nosotros. 8Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplasta; 9estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; 10nos derriban, pero no nos rematan; paseamos continuamente en nuestro cuerpo el suplicio de Jesús, para que también la vida de Jesús se transparente en nuestro cuerpo; 11es decir, que a nosotros que tenemos la vida, continuamente nos entregan a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se transparente en nuestra carne mortal. 12Así la muerte actúa en nosotros y la vida en nosotros.
                 13Sin embargo, poseyendo el mismo espíritu de fe que se expresa en aquel texto de la Escritura: "Creo, por eso hablo" (Sal 116,10), también creemos nosotros y por eso hablamos, 14sabiendo que aquel que resucitó a Jesús nos resucitará también a nosotros con Jesús y nos colocará con nosotros a su lado. 15Y todo esto es por vosotros, de suerte que, al extenderse la gracia a más y más gente, multiplique la acción de gracias para gloria de Dios.

Explicación.

Son precisamente las tribulaciones y persecuciones que sufre, y que muestran su debilidad, las que prueban que Dios está con él. Vasijas de barro, posible alusión a Gn 2,7 (cf. Rom 9,21-23; 1 Cor 15,47) (7). Situaciones extremas que no logran impedir su actividad; es más, cuanto mayor es la persecución (el suplicio de Jesús), más efectiva es en él la vida de Jesús (8-11). La entrega a la muerte por amor es la que manifiesta y comunica la potencia de la vida (12).

               Cita de Sal 116,10 (LXX). La fe, que incluye la certeza de la resurrección, da fuerzas para proclamar el mensaje, a pesar de la oposición. Esta certeza es propia de todo cristiano, no sólo del apóstol (14). Las penalidades se aceptan para que los hombres conozcan la generosidad de Dios y lo alaben por ella (13-15).

Salmo. 126,1-6.

1Cuando cambió el Señor la suerte de Sión, 
creíamos soñar;
2se nos llenaba de risas la boca, 
la lengua de júbilo.
Hasta los paganos comentaban:
«El Señor ha estado grande con ellos».
3-EI Señor ha estado grande con nosotros, 
y celebramos fiesta.
4Cambia, Señor, nuestra suerte, 
como los cauces del Negueb. 
5Los que siembran con lágrimas 
cosechan con júbilo.
6AI ir iba llorando
llevando la bolsa de semilla; 
al volver vuelve cantando 
llevando sus gavillas.
126 Género y situaciónAcción de gracias por una restauración y petición para que se complete. En la mayoría de los textos en que aparece la fórmula "cambiar la suerte", se refiere a la vuelta del destierro de Babilonia: Dt 30,3; ocho veces en el bloque Jr 29,14-33,26. Parece bastante probable que el salmo expresa el gozo por la vuelta del destierro en la primera repatriación, o en tiempo de Nehemías.
El gozo y el sueño. Tan grande es el gozo, que les parece un sueño. ¿Es pesimismo?: en la vida las dichas son sueño. ¿Es cautela?: por si acaso, no entregarse al gozo. 
¿Realistas o soñadores? El salmo confiesa entre líneas que los soñadores tenían razón: como Isaías Segundo, como cuantos preparan los grandes cambios de la suerte.
Dos imágenesa) Una lluvia torrencial puede llenar los cauces de torrentes y fertilizar algunas zonas de páramos (Job 38,25-27). Del mismo modo se llenarán los cauces de Judá con las corrientes de nuevos repatriados. b) Había años en que los labradores tenían que quitarse el pan de la boca para reservar simiente. Sembrar, aparte la fatiga del trabajo, era pasar hambre; pero no era estéril. Así la marcha al destierro, vista desde el retorno, no aparece estéril: fue siembra costosa para una cosecha gozosa. La palabra hebrea significa semilla vegetal y estirpe humana: Is 65,9; Jr 31,27; Os 2,25. 
126,1-2a Forma pareja con el 124 como faceta complementaria.
126,2b Los paganos han sido testigos de la acción del Señor a favor de su pueblo: Sal 98,2; Is 52,1.
126,5 Puede compararse con Is 9,2; Sal 4,8.
126,6 Léase Bar 5,5-6.9.
Transposición cristiana.

 La resurrección de Cristo es el inaudito cambio de la suerte; tanto que los apóstoles, al ser testigos de ella, no acababan de creerlo. Su cuerpo muerto ha sido la semilla fecunda (Jn 12,24). Siembra y cosecha en Jn 4,36-38.

Evangelio. Juan 17,11-19


11. y no voy a estar más en el mundo; mientras ellos van a estar en el mundo, yo me voy contigo.
Padre santo, guárdalos unidos a tu persona – eso que me has entregado -, para que sean uno como lo somos nosotros.
12. Mientras estaba con ellos, yo los guardaba unidos a tu persona – eso que me has entregado -, y los protegí; ninguno de ellos se perdió, excepto el que iba a la perdición, y así se cumple aquel pasaje.
13. Pero ahora me voy contigo, y habló así en medio del mundo para que estén colmados de mi propia alegría.
14. Yo les he entregado tu mensaje, y el mundo les ha cobrado odio porque no pertenecen al mundo, como tampoco yo pertenezco al mundo;
15. no te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del Perverso.
16. No pertenecen al mundo, como tampoco yo pertenezco al mundo.
17. Conságralos con la verdad, verdad que es tu mensaje.
18. Igual que a mí me enviaste al mundo, también yo los he enviado a ellos al mundo
19. y por ellos me consagro yo mismo, para que también ellos estén consagrados con verdad.


Explicación.


Jesús no ruega por el mundo, el orden injusto. Respecto a él, sólo puede pedirse que se destruya y desaparezca. Subraya Jesús su incompatibilidad con el sistema de opresión y de muerte. Los discípulos son del Padre y de Jesús (10); son miembros de la misma familia, viven en el hogar del Padre (14,2s). El distintivo del grupo cristiano es que en él brilla la gloria/amor de Jesús (13,35); perpetúa así su presencia entre los hombres. El grupo va a quedar en medio del mundo, ambiente hostil y seductor al mismo tiempo, sin el soporte de su presencia física (11).

Petición de Jesús por los suyos (11b-19). El apelativo Padre santo (11) prepara la petición final de esta oración: conságralos/santifícalos con la verdad. La unión con el Padre se realiza por la comunicación de su Espíritu (14,16), que, al crear la relación de amor con el Padre, lo hace presente y mantiene en el ámbito de su presencia. El objetivo último es la unidad (cf. 21-23; 14,20), efecto de la comunidad de Espíritu. Como entre Jesús y el Padre, se trata de la unidad que produce el amor.

Hasta ahora, constituyendo el grupo y viviendo con él, Jesús lo ha mantenido unido al Padre (12), presente en él. En adelante, la situación cambia: la experiencia del Padre ha de ser interior. Así llegarán a su estado adulto. Un discípulo, Judas, no ha respondido, ni siquiera en el último momento (13,26), el amor de Jesús; éste se refiere al pasaje de Sal 41,10, citado en 13,18.

El tema de la alegría (13) ha aparecido en el discurso, significando la que producen el fruto y la experiencia del amor de Jesús y del Padre (15,11). Aquí es la de saberse queridos por el Padre, que los hará objeto de su solicitud (cf. 15,1).

El Padre había entregado los discípulos a Jesús, sacándolos del mundo (6). Jesús les ha transmitido el mensaje del Padre (14), que es el del amor, haciendo efectiva su separación. Al cumplir el mensaje (6), los discípulos se han situado fuera de la esfera del mundo, y esto suscita odio, como ha sucedido con Jesús (15,18-25). La ruptura con el mundo no comporta, sin embargo, un alejamiento material (15). Han de permanecer en medio de la sociedad, pues en ella han de crear la alternativa, pero sin ceder a las amenazas o halagos del sistema perverso. El Perverso es “el Enemigo” (8,44; 13,2), “Satanás” (13,27), el dios-dinero, principio inspirador (8,44: “padre”) del sistema de poder e injusticia. Ceder a la ambición y al deseo de provecho personal llevaría a los discípulos a ser cómplices de la opresión; la comunidad se habría pasado a las filas del “mundo”. Nada peor podría sucederle que ostentar por un lado el nombre de Jesús y por otro asociarse a la injusticia, en connivencia con los poderes que dieron muerte a Jesús.

Jesús menciona de nuevo la ruptura de los discípulos, que corresponde a la suya propia; introduce así la petición siguiente, punto culminante de esta oración. La verdad toma el lugar de la unción ritual; consagrar/santificar está en relación con el Espíritu Santo/santificador (14,26; cf. 1,33; 20,22) y con el Padre (11), del que procede el Espíritu (15,26); el Espíritu Santo es al mismo tiempo el Espíritu de la verdad; Jesús enuncia en este pasaje la relación entre “consagración” y “verdad”. El Espíritu es la vida-amor del Padre y el principio de vida (3,6); al ser comunicado al hombre, produce una nueva experiencia de vida-amor que, en cuanto percibida y formulada, es la verdad (8,31s). Consagrar con la verdad significa, por tanto, comunicar el Espíritu. El Padre consagró a Jesús para su misión (10,36); Jesús le pide que consagre a los discípulos (unción mesiánica) de manera semejante a la suya. La verdad se formula en el mensaje del amor y la vida, que equivale al mandamiento (Sal 119,142) (13,34). Equivalencias: gloria, amor, Espíritu. El Espíritu da la experiencia del amor del Padre; esta experiencia, conocida, es verdad; proclamada, el mensaje; como norma de vida, el mandamiento; traducida en la entrega, la “gloria” o resplandor visible del amor, que manifiesta a Dios en medio del mundo.

La misión de los discípulos (18) tiene el mismo fundamento que la de Jesús, la consagración con el Espíritu, y las mismas consecuencias, la persecución por parte de la sociedad hostil (15,18-25; 16,1-4a). Jesús estaba ya consagrado por Dios para su misión (10,36): sin embargo, afirma que se consagra él mismo por los discípulos (19), aludiendo a su muerte. La consagración con el Espíritu no es pasiva, exige la colaboración. Por parte de Dios consiste en capacitar para la misión que él confía, comunicando el Espíritu; por parte del que la recibe, en comprometerse a responder hasta el fin a ese dinamismo de amor y entrega. Un don no llega a ser tal hasta que no es aceptado; la muerte de Jesús, mostrando la aceptación del don hasta lo último, le dará su realidad plena y definitiva. Su muerte, que permitirá la efusión del Espíritu, hará posible la consagración de los discípulos.



SÍNTESIS.

El acontecimiento salvador es la muerte de Jesús, en la que el Hombre queda terminado (19,30) al actualizar plenamente su capacidad de amar, y que revela lo que es Dios mismo: amor total y gratuito al hombre (Padre).

Desde su plenitud, Jesús el Hombre-Dios, igual y uno con el Padre, puede comunicar la vida/amor que posee. El efecto de esa comunicación será doble: la unidad de los que participan de él, y su entrega a la difusión de ese amor/vida en el resto de la humanidad.

El amor produce en los hombres una calidad de vida que puede llamarse definitiva, pues no está sujeta a muerte. Esa vida se identifica con la condición de hijos de Dios, que nace de la experiencia del amor de Dios como Padre al experimentar en la propia persona la acción salvadora de Jesús.

El amor, que es don de sí, establece la relación interpersonal, que no se crea dando “cosas”, sino dándose uno mismo. En cualquier donación se ofrece la propia persona. De hecho, el bien del hombre no está en poseer “algo” sino a “alguien”, en poseer a Dios y a los demás. Pero esta posesión no se adquiere por conquista o compra, se recibe como don gratuito. Cada uno regala su vida a los otros, como el Padre, que es Espíritu/vida (4,24), da su Espíritu a Jesús (1,32), y Jesús se entrega y da su Espíritu a los hombres (10,11; 19,30). Cada uno es dueño de su vida, su máxima riqueza, para entregarla; de esa manera, todos tienen en común la riqueza de todos (17,10).

Se ve así el sentido del “servicio”. Es el don personal de todos a todos. No basta un servicio “objetivo” al hombre, sino uno que en lo objetivo lleve dentro el ofrecimiento de la persona. La existencia de la comunidad una es al mismo tiempo el origen y el término de la misión.

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