jueves, marzo 01, 2018

LECTURAS DEL DOMINGO 18 DE MARZO DEL 2018.


Primera Lectura. Jeremías 31,31-34.

31Mirad que llegan días -oráculo del Señor-
en que haré una alianza nueva
con Israel y con Judá:
32no será como la alianza
que hice con sus padres
cuando los agarré de la mano
para sacarlos de Egipto;
la alianza que ellos quebrantaron
y yo mantuve -oráculo del Señor-;
33así será la alianza que haré con Israel
en aquel tiempo futuro -oráculo del Señor-:
Meteré mi Ley en su pecho,
la escribiré en su corazón,
yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo;
34ya no tendrán que enseñarse
unos a otros, mutuamente,
diciendo: "Tienes que conocer al Señor",
porque todos, grandes y pequeños, me conocerán
-oráculo del Señor.,
pues yo perdono sus culpas y olvido sus pecados.

Explicación.

31,31-34 Dios sella la reconciliación actuando una nueva alianza. En 31 se menciona Israel y Judá, en 33 sólo Israel: es más fácil de explicar una adición que una supresión.

              La alianza fracasada exigía adhesión exclusiva al Señor, traducida en el cumplimiento íntegro de la ley. La ley estaba formulada con toda claridad y respaldada por bendiciones y maldiciones. Pero era externa, grabada en una lápida, con la que no sintonizaban los ánimos de los hombres. La nueva alianza inscribirá dentro de la ley, de modo que se convierta en el impulso o dinamismo de la conducta; el corazón estará remodelado por la impronta viva de la ley.

             Así se restablecen las relaciones personales, sustancia auténtica de la alianza. Se afirma el conocimiento del Señor, que es reconocimiento y se traduce en trato. Faltaba en jefes y pueblo (2,8; 4,22; 9,2). La transformación hará que dicho conocimiento actúe como don instintivo, no como lección aprendida.

             Un "perdón" total, sin reservas, es el primer acto de la reconciliación, en el cual se manifiesta el "amor eterno" del Señor. Estos versos están citados y aludidos muchas veces en el NT. p. ej. Rom 11,27; Heb 8,8-12; 10,16-17.

31,32 "Mantuve": en hebreo fui señor o fui marido. En clave de alianza, el Señor es el soberano que ha cumplido sus compromisos; en clave matrimonial, el Señor es el marido al que la esposa ha sido infiel.

Salmo. 51,3-4.12-15.

3Misericordia, oh Dios, por tu bondad, 
por tu inmensa compasión borra mi culpa, 
4lava del todo mi delito 
y limpia mi pecado. 

12Crea en mí, Dios, un corazón puro, 
renuévame por dentro con espíritu firme; 
13no me arrojes lejos de tu rostro
ni me quites tu santo espíritu; 
14devuélveme el gozo de la salvación, 
afiánzame con un espíritu generoso.
15Enseñaré a los malvados tus caminos, 
y los pecadores volverán a ti. 
Explicación.
51,3 Al apelar a la piedad y compasión de la otra parte, implícitamente se reconoce culpable. 
51,12 El primero es un espíritu dispuesto; adjetivo al parecer contrario al viento, cuya esencia es moverse. En términos psicológicos y espirituales es un ánimo pronto, decidido (cfr. Mt 26,41).

51,13 El segundo es un espíritu santo; la petición es que Dios "no quite" lo que había dado. Leído en clave davídica, sería el espíritu de profecía, según 2 Sm 23,2. Leído en clave comunitaria, es retirar la condición de pueblo santo, consagrado: Ex 19,6; Is 62,12; anular la elección, rechazar, como muestra el paralelo de 2 Re 13,23.
51,14 El tercero es un espíritu "principesco", que denota la iniciativa espontánea, la generosidad y nobleza de ánimo. No una ley desde fuera, sino un dinamismo desde dentro.
51,15 Ya transformado, el orante podrá atarearse como predicador de conversión. Los caminos del Señor son la línea de conducta que él traza; el camino por donde podrán volver y que deberán seguir.
Transposición cristiana
El salmo 51 es el Miserere, príncipe de los salmos penitenciales. Lástima que se haya desgajado del 50 y que no se haya valorado bastante la epíclesis o invocación al Espíritu. Podemos arrancar de 2 Cor 5,17-21 sobre el "ministerio de reconciliación". Al cual añado unas cuantas observaciones.
En la liturgia penitencial, ordenada al perdón y reconciliación, Dios no condena como juez, sino que se querella como parte. La relación mutua se funda en la alianza, cuya carta es el evangelio. El evangelio posee fuerza de interpelación, de recriminación y querella; pero también ofrece perdón y fuerza para la enmienda. A un examen de conciencia objetivo y neutral se sobrepone la palabra de Dios, en diálogo personal. La reconciliación tiene algo de nueva creación, y el Espíritu se infunde como dinamismo de vida nueva. Se plantea la relación entre culto y justicia.  

Segunda Lectura. Hebreos 5,7-9.

7Él, en los días de su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas, a gritos y con lágrimas, al que podía salvarlo de la muerte; y Dios lo escuchó, pero después de aquella angustia, 8Hijo y todo como era. Sufriendo aprendió a obedecer 9y, así consumado, se convritió en causa de salvación definitiva para todos los que le obedecen a él,

Explicación.

También la experiencia de su debilidad llegó hasta el límite (7), pero, a través de ella, Dios lo transformó, lo realizó, lo consagró (9: consumado), no con ritos, sino con la aceptación de su dolorosa muerte, haciéndolo sacerdote que puede salvar para siempre a los que toman su vida como norma (8-10). 

Evangelio. Juan 12,20-33.

20. Algunos de los que subían a dar culto en las fiestas eran griegos;
21. éstos se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron:
-Señor, quisiéramos ver a Jesús.
22. Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
23. Jesús les respondió:
-Ha llegado la hora de que se manifieste la gloria del Hombre
24. Sí, os lo aseguro: Si el grano de trigo una vez caído en la tierra no muere, permanece él solo; en cambio, si muere, produce mucho fruto.
25. Tener apego a la propia vida es destruirse, despreciar la propia vida en medio del orden este es conservarse para una vida definitiva.
26. El que quiera ayudarme, que me siga, y así, allí donde yo estoy, estará también el que me ayuda. A quien me ayude lo honrará el Padre.
27. Ahora me siento fuertemente agitado; pero ¿qué voy a decir: “Padre líbrame de esta hora”? ¡Pero si para esto he venido, para esta hora!
28. ¡Padre, manifiesta la gloria de tu persona!
Vino entonces una voz desde el cielo:
-¡Como la manifesté, volveré a manifestarla!
29. A esto, la gente que estaba allí y la oyó decía que había sido un trueno. Otros decían:
-Le ha hablado un ángel.
30. Replicó Jesús:
-Esa voz no era por mí, sino por vosotros.
31. Ahora hay ya una sentencia contra el orden este, ahora el jefe del orden este va a ser echado fuera.
32. pues yo, cuando sea levantado de la tierra, tiraré de todos hacia mí.
33. Esto lo decía indicando con qué clase de muerte iba a morir.

EXPLICACIÓN.

Griegos, no judíos, prosélitos o simpatizantes (20-22). Subían para dar culto, pero al encontrar a Jesús renuncian a su propósito. Felipe y Andrés, de Betsaida (“lugar de pesca”, posible alusión a la misión) (1,44). Felipe consulta a Andrés y, los dos, a Jesús: dificultad de las comunidades en decidirse a difundir el mensaje entre los paganos (cf. Zac 9,13; Sof 3,9).

Jesús no habla directamente a los griegos (23): la misión con los paganos tocará a sus seguidores. La hora final, la de su muerte, manifestará su gloria/amor y permitirá la misión. No se produce vida/fruto sin da la propia (24); amar es darse sin escatimar, hasta desaparecer, si es necesario. Solamente el don total libera las capacidades del hombre. Esta muerte no es un suceso aislado, sino la culminación de un proceso de donación de sí mismo. La fecundidad no depende de la transmisión de una doctrina, sino de una muestra extrema de amor (si no muere, permanece él solo). Sólo quien no teme a la muerte (25) puede entregarse hasta el fin, llevando su vida a su completo éxito. Infundir temor, la gran arma del orden injusto; el apego a la vida lleva a todas las abdicaciones. Ser discípulo significa colaborar en la tarea de Jesús (26), aun en medio de la hostilidad y persecución; el que colabora se encuentra, como Jesús, en la esfera del Espíritu, en el hogar del Padre (7,34; 8,29). El hombre libre posee su vida, su presente, y en cada presente puede entregarse del todo: la entrega total en cada momento es el significado de “morir”. Lo honrará el Padre, como a hijo.

El ser de Jesús se rebela ante su muerte (27), paroxismo del odio y máximo de la injusticia; horror del amor ante el odio, pero su muerte dará sentido a su vida entera; su amor supera la debilidad de la carne. Reacciona reafirmando su decisión de llevar a cabo su obra (28); por eso, pide al Padre que manifieste su amor en su propia entrega. La respuesta confirma la actitud de Jesús. Voz significa también “trueno” (Éx 19,16.19). La bajada del Espíritu (1,32: bajar del cielo) fue la manifestación del amor del Padre a Jesús; ahora habrá una manifestación visible para todos, la nueva teofanía, el Hombre en la cruz, de quien fluirá la vida (3,14s; 7,37-39). Interpretaciones (29): amenaza (trueno, cf. Sal 29,3ss) o mensaje de Dios a Jesús (ángel). El mensaje es para ellos (30) y les revela la misión de Jesús.

El orden este (31), el sistema de poder enemigo de Jesús y de sus discípulos (cf. 8,23). Su jefe personifica el círculo de poder, mostrando su común motivación y la unidad de intento; son los dirigentes, hijos y agentes del Enemigo (“el diablo”), que designa al dios-dinero (el tesoro del templo, 8,44). Jesús vino para abrir un proceso contra el orden este (9,39); ahora existe la sentencia (cf. 3,19). Echado fuera de la esfera de Dios, pues, en su cruz/exaltación, Jesús se convertirá en centro que atraerá a los hombres (Os 11,4) a una entrega como la suya, la del Hombre-Dios, para formar una sociedad conforme al designio divino (32-33).

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