PRIMERA LECTURA. Éxodo 12,1-8.11-14.
Pascua (Lv 23,5-8; Nm 9,1-14; Dt 16,1-8; Jos 5,10).
1En aquellos días, el Señor dijo a Moisés y a Aarón en Egipto: -Este mes será para vosotros el principal, será para vosotros el primer mes del añó. 3Decid a toda la asamblea de Israel: El dies de este mes cada uno procurará una res para su familia, una por casa. 4Si la familia es demasiado pequeña para terminarla, que se junte con el vecino de casa; según el número de comensales y lo que coma cada uno, se repartirá la res. 5Será un animal sin defecto, macho, añal, cordero o cabrito. 6Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y entonces toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. 7Con algo de la sangre rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido. 8Esa noche comeréis la carne, asada al fuego, acompañada de pan sin fermentar y verduras amargas. 11Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua del Señor. 12Esa noche atravesaré todo el territorio egipcio dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. 13La sangre será vuestra contraseña en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora cuando yo pase hiriendo a Egipto. 14Este día será para vosotros memorable, en él celebrareis fiesta al Señor. Ley perpetua para todas las generaciones.
Explicación.
12,1-14. Primera parte de las instrucciones del Señor. Hasta el v.11 se lee como ritual de ceremonias que se han de observar al celebrar la pascua: calidad del animal, los que lo han de comer, cómo adobarlo y comerlo, fecha exacta y tiempo del día. El versículo 14 sanciona lo anterior como ley del Señor. Sobre el origen de esta fiesta, comida ritual de un cordero, sólo tenemos conjeturas.
12,2. El dato supone un calendario establecido, con un año que comienza en primavera (Nisán); diverso del que hace comenzar el año en otoño.
12,3-4. Tiene que haber un número mínimo, de modo que todos participen de un solo animal; y la fiesta ha de tener carácter familiar.
12,6. No sabemos la razón de los cuatro días: ¿para dedicarle cuidados especiales? El atardecer, antes de que comience a la caída del sol el día 15.
12,7. El origen del rito puede ser apotropaico, para alejar influjos nefastos. El v.13 lo historifica. Según 11,7, el Señor se encarga de distinguir entre egipcios y hebreos, sin recurso a la señal de la sangre.
12,12. "Atravesar" o pasar: con el verbo psh, de la misma o de homófona raíz que "pascua". La Vulgata traducía: "id est transitus Domini". Supone que los hebreos habitan mezclados con la población, no aparte en la región de Gosén. La confrontación con el rey se levanta al plano de las divinidades: Yhwh juzga y condena a los dioses de Egipto, demostrando que "no hay como él". Sal 82.
12,13. "Exterminadora". de esta expresión y del v.23 ha salido la fórmula del "ángel exterminador".
12,14. El día -sin antecedente inmediato- sería el 15, que comienza la tarde precedente. El autor atribuye al Señor la institución de la fiesta, la funda en un hecho del pasado, le asegura validez perpetua.
SALMO. 116,12-13.15-18.
Pascua (Lv 23,5-8; Nm 9,1-14; Dt 16,1-8; Jos 5,10).
1En aquellos días, el Señor dijo a Moisés y a Aarón en Egipto: -Este mes será para vosotros el principal, será para vosotros el primer mes del añó. 3Decid a toda la asamblea de Israel: El dies de este mes cada uno procurará una res para su familia, una por casa. 4Si la familia es demasiado pequeña para terminarla, que se junte con el vecino de casa; según el número de comensales y lo que coma cada uno, se repartirá la res. 5Será un animal sin defecto, macho, añal, cordero o cabrito. 6Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y entonces toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. 7Con algo de la sangre rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido. 8Esa noche comeréis la carne, asada al fuego, acompañada de pan sin fermentar y verduras amargas. 11Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua del Señor. 12Esa noche atravesaré todo el territorio egipcio dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. 13La sangre será vuestra contraseña en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora cuando yo pase hiriendo a Egipto. 14Este día será para vosotros memorable, en él celebrareis fiesta al Señor. Ley perpetua para todas las generaciones.
Explicación.
12,1-14. Primera parte de las instrucciones del Señor. Hasta el v.11 se lee como ritual de ceremonias que se han de observar al celebrar la pascua: calidad del animal, los que lo han de comer, cómo adobarlo y comerlo, fecha exacta y tiempo del día. El versículo 14 sanciona lo anterior como ley del Señor. Sobre el origen de esta fiesta, comida ritual de un cordero, sólo tenemos conjeturas.
12,2. El dato supone un calendario establecido, con un año que comienza en primavera (Nisán); diverso del que hace comenzar el año en otoño.
12,3-4. Tiene que haber un número mínimo, de modo que todos participen de un solo animal; y la fiesta ha de tener carácter familiar.
12,6. No sabemos la razón de los cuatro días: ¿para dedicarle cuidados especiales? El atardecer, antes de que comience a la caída del sol el día 15.
12,7. El origen del rito puede ser apotropaico, para alejar influjos nefastos. El v.13 lo historifica. Según 11,7, el Señor se encarga de distinguir entre egipcios y hebreos, sin recurso a la señal de la sangre.
12,12. "Atravesar" o pasar: con el verbo psh, de la misma o de homófona raíz que "pascua". La Vulgata traducía: "id est transitus Domini". Supone que los hebreos habitan mezclados con la población, no aparte en la región de Gosén. La confrontación con el rey se levanta al plano de las divinidades: Yhwh juzga y condena a los dioses de Egipto, demostrando que "no hay como él". Sal 82.
12,13. "Exterminadora". de esta expresión y del v.23 ha salido la fórmula del "ángel exterminador".
12,14. El día -sin antecedente inmediato- sería el 15, que comienza la tarde precedente. El autor atribuye al Señor la institución de la fiesta, la funda en un hecho del pasado, le asegura validez perpetua.
SALMO. 116,12-13.15-18.
12¿Cómo
pagaré al Señor
todo el
bien que me ha hecho?
13Alzaré
la copa de la salvación
invocando el nombre del Señor.
invocando el nombre del Señor.
15EI Señor
hace pagar cara
la muerte
de sus leales.
16 ¡Favor, Señor, que soy tu siervo!
siervo tuyo, hijo de tu esclava.
iRompiste mis coyundas!
16 ¡Favor, Señor, que soy tu siervo!
siervo tuyo, hijo de tu esclava.
iRompiste mis coyundas!
17Te
ofreceré un sacrificio
de
acción de gracias.
invocando el nombre del Señor
18y cumpliré al Señor mis votos
en presencia
de todo el pueblo. invocando el nombre del Señor
18y cumpliré al Señor mis votos
Explicación.
116,12
La única "restitución" accesible al hombre es el reconocimiento. Cuando
el orante se hace la pregunta, ya está expresando su gratitud y su deseo de reciprocidad,
y su imposibilidad de satisfacerla.
116,13-14
Expresará su gratitud en un rito público. No está claro si es copa de libación,
vino que se derrama en honor de la divinidad (Ex 29,40s; Lv 23,18.37), o es
copa de comunión que va pasando entre los comensales de un banquete sacrificial
(quizá Am 2,8; Is 62,9). Sobre el voto véase Sal 66,13s.
116,15
Nosotros decimos "vendió cara su vida". El orante piensa en Dios como
dueño y tasador. La tasa de Dios es muy alta, si se trata de sus leales. Véase
la legislación: Ex 21,29s; también Sal 30,10.
116,16
Desarrolla en clave jurídica la imagen de "siervo" del Señor: quien
nace de una esclava es esclavo de nacimiento (Ex 21,4). La manumisión se usa
como imagen
de la liberación.
116,17
-18 Repite el estribillo cambiando copa por sacrificio de acción de gracias.
Transposición
cristiana.
Rom 3,4
cita 11b desplazando ligeramente el sentido. 2 Cor 4,13 cita 10a adaptando el
sentido. Sobre el precio de la vida, Rom 8,20. Sobre la copa, 1 Cor 10,16.
SEGUNDA LECTURA. 1 Corintios 11,23-26.
23Porque lo mismo que yo recibí y que venía del Señor os lo trasnmití a vosotros: que el Señor Jesús, la noche en que iban a entregarlo, cogió un pan, 24dio gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced lo mismo en memoria mía", 25Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo: "Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía". 26Y de hecho, cada vez que coméis de ese pan y bebéis de esa copa, proclamáis la muerte del Señor, hasta que el vuelva.
Explicación.
Pablo describe la eucaristía de forma parecida a Mt y Mc (si se adopta el texto breve de Lc). Añade las palabras haced esto en memoria mía (24.25); la eucaristía renueva la memoria de la muerte del Señor para que los cristianos vuelvan a vincularse con ella, como han hecho en el bautismo (Rom 6,3), renunciando a los valores del mundo injusto. Ese compromiso renovado debe mantener en ellos el deseo de entrega en el amor mutuo. Quien no lo hace, desprecia el cuerpo y la sangre del Señor (23-27).
EVANGELIO. Juan 13,1-15.
El lavado de los pies.
1. Antes de la fiesta de Pascua, consciente Jesús de que había llegado su hora, la de pasar del mundo este al Padre, él, que había amado a los suyos que estaban en medio del mundo, les demostró su amor hasta el fin.
2. Mientras cenaban (el Enemigo había ya inducido a Judás de Simón Iscariote a entregarlo),
3. consciente de que el Padre lo había puesto todo en sus manos y que de Dios procedía y con Dios se marchaba,
4. se levantó de la mesa dejó el manto y tomando un paño, se lo ató a la cintura.
5. Echó luego agua en el barreño y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con el paño que llevaba ceñido.
6. Al acercarse a Simón Pedro, éste le dijo:
- Señor, ¿tú a mí lavarme los pies?
7. Jesús le replicó:
- Lo que yo estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás dentro de algún tiempo.
8. Le dijo Pedro:
- No me lavarás los pies jamás.
Le repuso Jesús:
-Si no dejas que te lave, no tienes nada que ver conmigo.
9. Simón Pedro le dijo:
- Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza.
10. Jesús le contestó:
- El que ya se ha bañado no necesita que le laven más que los pies. Está enteramente limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.
11. (Es que sabía quien lo iba a entregar, por eso dijo: “No todos estáis limpios”.)
12. Cuando les lavó los pies, tomó su manto y se recostó de nuevo a la mesa. Entonces les dijo:
- ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?
13. Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y con razón, porque lo soy.
14. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros.
15. Es decir, os dejo un ejemplo para que igual que yo he hecho con vosotros, hagáis también vosotros.
Explicación.
La frase inicial (1) introduce, no sólo el discurso de la cena, sino toda la narración de la entrega y muerte de Jesús, hasta sus palabras en la cruz (19,30).
Se omite toda mención de lugar; ya que no se nombra a Jerusalén (1). Esta Pascua será la de Jesús, la que permitirá el éxodo de las tinieblas a la luz. Pasar de este mundo al Padre, el éxodo personal de Jesús, la llegada a la tierra prometida. No va a la muerte (su hora) arrastrado por las circunstancias, va a dar su vida voluntariamente (Consciente). “Los suyos (Israel) no lo acogieron” (1,11); Jesús tiene ahora otros a quienes llama los suyos, los que le han dado su adhesión. Su amor hasta el fin será la nueva Escritura (cf. Dt 31,24); amor y fidelidad (1,14), la característica de la nueva comunidad.
Cena ordinaria (2); la cena cristiana no es una continuación de la judía. El Enemigo/diablo, el dinero-poder, es el principio de homicidio y mentira que inspira al círculo dirigente (8,44); engendra hombres que son “enemigos/diablos” (6,70). La ambición y la codicia (12,6: “ladrón”) inducen a Judas a la traición.
Jesús tiene plena conciencia (3) de su misión (3,35), de su origen (1,32s: el Espíritu; 1,14: “plenitud de amor y lealtad”) y de su itinerario y meta: el don total de sí, en el que Dios está plenamente presente como vida absoluta.
Dejó el manto (4) y tomó el manto (12, en paralelo con 10,17s: “entregar la vida/recobrarla”. Un paño, símbolo del servicio; va a enseñar a los suyos que significa el amor leal. Lavar los pies, signo de acogida, deferencia (5). Les muestra su amor, que es el del Padre, que se ejerce en el servicio al hombre desde abajo. Ni el deseo de hacer bien puede justificar ponerse por encima del hombre y lo eleva hasta sí. Jesús, el Señor, se hace servidor para dar a los suyos categoría de señores. Su servicio, por tanto, se propone dar libertad (señor) y crear así la igualdad, eliminando todo rango. Todos han de ser libres y, con su servicio, seguir creando libertad e igualdad.
Extrañeza y protesta de Pedro (6) Llama a Jesús Señor título de superioridad, en contraste con “lavar”, servicio de un inferior. Ha comprendido que la acción de Jesús invierte el orden de valores admitidos. Para él, Jesús debe ocupar el trono de Israel: él es súbdito, no admite la igualdad. Jesús no se extraña de la protesta de Pedro (8), pero éste insiste con una negativa rotunda (cf. 6,60); mantiene aún los principios de la sociedad injusta, donde cada uno mantiene el propio rango. Respuesta de Jesús: Si no admite el amor que crea la igualdad, no puede estar con él, no puede participar de su Espíritu; quien rechaza el servicio como rango distintivo del grupo queda excluido de la unión con él.
La reacción de Pedro (9) muestra su adhesión personal a Jesús, pero también que no entiende su manera de obrar. Está dispuesto a hacer lo que mande, pero por ser voluntad del jefe, no por convicción. Piensa que el lavado es purificatorio, que elimina algún obstáculo para estar con Jesús. No aceptaba la acción como servicio, la acepta como rito religioso.
Jesús corrige la interpretación de Pedro (10); no se trata de rito purificatorio, sino de servicio (v 4.5: el paño ceñido). Es hacer propio el mensaje lo que purifica al hombre (15,3). El único motivo que puede separarlo de Dios es la negativa a hacer caso al Hijo (3,36). Jesús conoce la actitud del traidor (10-11).
Tomar el manto, recobrar la vida (10,17s) (12). Jesús no se quita el paño, señal de su servicio, que continuará para siempre. Vuelve a la posición del hombre libre (se recostó en la mesa) con el paño puesto: el servicio no disminuye la libertad ni la dignidad del hombre.
Lo que hace Jesús, el Maestro y el Señor (13), es válido para todos y para todo tiempo (14-15). No es Señor por imposición alguna; su seguimiento es una asimilación a él (6,53s: “comer su carne”), no una obediencia. Con su acción, les ha dado la experiencia de ser amados y les ha enseñado a amar como él (Maestro) (cf. 13,34). El servicio no nace del sentido del deber, sino de la espontaneidad del amor.
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