Primera Lectura. Hechos 4,8-12.
8 Entonces Pedro se llenó de Espíritu Santo y les respondió:
- Jefes del pueblo y senadores:
9 Dado que nuestro interrogatorio de hoy versa sobre el beneficio hecho a un enfermo, para averiguar por obra de quién está curado este hombre,
10 enteraos bien todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por obra de Jesús Mesías, el Nazoreo, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de la muerte; por obra suya tenéis aquí a éste sano ante vosotros.
11 Ese Jesús es la piedra que desechasteis vosotros los constructores y que se ha convertido en piedra angular (Sal 118,22).
12 La salvación no está en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre al que tengamos que invocar para salvarnos.
Explicación.
Pedro habla ahora inspirado por el Espíritu Santo (no se indicaba en 3,12) (8). El único autor de la restitución al hombre de su integridad personal es Jesús (9). Plena y abierta confesión de Jesús como el Mesías retoño de Jesé ("Nazoreo", cf. Is 11,1), pero sin connotar la expectación mesiánica nacionalista (cf. Lc 20,41-44; 18,38s) que llevaría consigo la apelación "Nazareno" (cf. Lc 4,34; 24,19); denuncia, esta vez sin atenuantes, la culpabilidad de los dirigentes en la muerte de Jesús; Dios ha tomado partido por él al resucitarlo de la muerte (10). Les echa en cara su rechazo culpable del Mesías (11), precisando que la salvación es universal (12: "a los hombres", sin mencionar la prioridad de Israel, cf. 3,26) y que se encuentra únicamente en Jesús.
Salmo. 118,1.8-9.21-23.26.28-29.
8Mejor es refugiarse en el Señor
porque es eterna su misericordia.
Segunda Lectura. 1 Juan 3,1-2.
1Mirad qué muestra de amor nos ha dado el Padre, que nos llamemos hijos de Dios; y de hecho lo somos. La razón de que el mundo no nos reconozca es que nunca ha conocido a Dios.
Cuando eso se
manifieste, se suple el
sujeto implícito; llegará el momento en que se manifieste la condición divina
de los hijos de Dios, pues conocer a Dios como es supone que el que lo conoce está
en su mismo plano. La realidad presente justifica la esperanza del futuro; ésta
incita a asemejarse a Dios todo lo posible, eliminando todo lo que desdice de
un hijo de Dios (2-3).
Evangelio. Juan 10,11-18.
11. Yo soy el modelo de pastor. El pastor modelo se entrega él mismo por las ovejas;
12. el asalariado, como no es pastor ni son suyas las ovejas, cuando ve venir al lobo, deja las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa;
13. porque a un asalariado no le importan las ovejas.
14. Yo soy el modelo de pastor; conozco a las mías y las mías me conocen a mí,
15. igual que el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre; por eso me entrego yo mismo por las ovejas.
16. Tengo además otras ovejas que no son de este recinto: también a ésas tengo que conducirlas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo pastor.
17. Por eso el Pare me demuestra su amor, porque yo entrego mi vida y así la recobro.
18. Nadie me la quita, yo la entrego por decisión propia. Está en mi mano entregarla y está en mi mano recobrarla. Este es el mandamiento que recibí de mi Padre.
Explicación.
Pastor (11) describe su actividad. No es un pastor más, sino el modelo: su característica es dar su vida para dar vida a los suyos. Figura negativa (12-13), el asalariado, el que mira a su ganancia.
Relación de Jesús con los suyos (14-15). Antes afirmaba un conocimiento personal de cada uno (4), ahora, de la comunidad; conocimiento profundo e íntimo; relación de amor en el mismo Espíritu (1,16), tan profunda que la compara a la que existe entre él y el Padre, basada también en la comunidad de Espíritu. Su conocimiento/amor a los suyos y al Padre lo lleva a dar la vida para así comunicarla a los que le dan su adhesión.
Horizonte de la futura comunidad (16): la humanidad entera (1,9; 3,16; 4,42; 8,12). Jesús forma una comunidad humana (rebaño), pero no funda una nueva institución (recinto, lit. “atrio”, alusión al templo) opuesta a la judía. Su comunidad universal no está encerrada en institución nacional o cultural alguna. Su base son los hombres acabados por el Espíritu; ellos, según los tiempos y los lugares, encontrarán las expresiones adecuadas a la realidad que viven.
Jesús se entrega a sí mismo y así se recobra (17), porque darse a sí mismo significa adquirir la plenitud del propio ser. Se recobra con la plena identidad del Hijo, al que el Padre demuestra su amor. Absoluta libertad de su entrega (18).
8 Entonces Pedro se llenó de Espíritu Santo y les respondió:
- Jefes del pueblo y senadores:
9 Dado que nuestro interrogatorio de hoy versa sobre el beneficio hecho a un enfermo, para averiguar por obra de quién está curado este hombre,
10 enteraos bien todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por obra de Jesús Mesías, el Nazoreo, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de la muerte; por obra suya tenéis aquí a éste sano ante vosotros.
11 Ese Jesús es la piedra que desechasteis vosotros los constructores y que se ha convertido en piedra angular (Sal 118,22).
12 La salvación no está en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre al que tengamos que invocar para salvarnos.
Explicación.
Pedro habla ahora inspirado por el Espíritu Santo (no se indicaba en 3,12) (8). El único autor de la restitución al hombre de su integridad personal es Jesús (9). Plena y abierta confesión de Jesús como el Mesías retoño de Jesé ("Nazoreo", cf. Is 11,1), pero sin connotar la expectación mesiánica nacionalista (cf. Lc 20,41-44; 18,38s) que llevaría consigo la apelación "Nazareno" (cf. Lc 4,34; 24,19); denuncia, esta vez sin atenuantes, la culpabilidad de los dirigentes en la muerte de Jesús; Dios ha tomado partido por él al resucitarlo de la muerte (10). Les echa en cara su rechazo culpable del Mesías (11), precisando que la salvación es universal (12: "a los hombres", sin mencionar la prioridad de Israel, cf. 3,26) y que se encuentra únicamente en Jesús.
Salmo. 118,1.8-9.21-23.26.28-29.
1Dad gracias
al Señor, porque es bueno,
porque
es eterna su misericordia. 8Mejor es refugiarse en el Señor
que
confiar en el hombre,
9mejor
es refugiarse en el Señor
que
confiar en los nobles.
21-Te
doy gracias porque me respondiste
y fuiste mi salvación.
y fuiste mi salvación.
22-La
piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
es ahora la piedra angular.
23Es el
Señor quien lo ha hecho
y nos
parece un milagro.
26-¡Bendito
en nombre del Señor
el que viene!
Os
bendecimos desde la casa del Señor. el que viene!
28-Tú
eres mi Dios, te doy gracias,
Dios mío, yo te ensalzo.
29-Dad
gracias al Señor porque es bueno, Dios mío, yo te ensalzo.
porque es eterna su misericordia.
Explicación.
118,1-4
El estribillo es fórmula litúrgica de uso múltiple: Jr 33,11; 1 Cr 16; 2 Cr
5,13; 7,3; Esd 3,11 Y varias veces en el salterio.
118,8-9
Quizá pronunciado por el coro.
Para el
paralelismo de "hombres" y "príncipes" véase Sal 82,7.
118,21
"Respondiste": con otra vocalización, "afligiste"; de modo
que la acción de gracias sintetice los dos tiempos del proceso: como Is 12,1.
118,22-23
Reflexión coral en imagen arquitectónica. Aparejadores o maestros canteros
valoran la calidad de cada piedra. Desechan una que no les parece de buena calidad,
o que está mal tallada o no encaja en el aparejo. Más tarde, Dios revela el
valor único de aquella piedra, que será usada como ángulo de unión de dos paños
del edificio o como remate del templo: véanse 1 Re 6,7; Zac 4,7.
118,22
Lc 20,17par; 1 Pe 2,4.7; Hch 4,11.
118,26-27a
Cuidado con la distribución sintáctica correcta de la frase: "en el nombre
del Señor" va con la invocación "bendito", no con el "venir":
Nm 6,23-27. "Ilumine" también procede de Nm 6. La bendición es
personal y después comunitaria.
118,26
Mt 21,9par.
118,28-29
Alternan solo y coro durante la procesión.
Trasposición
cristiana.
Éste es
el salmo pascual por excelencia. Así nos lo enseña la tradición a partir del NT.
La imagen de la piedra desechada, angular, la recogen Mt 21 ,42; Mc 12,1 Os; Lc
20,17; Hch 4,11; 1 Pe 2,6s. La aclamación Hosana: Mt 21,9; Mc 11,9s; Lc 19,18;
Jn 12,13.
El
salmo nos ayuda a meditar las etapas principales de la muerte y resurrección de
Jesucristo. Segunda Lectura. 1 Juan 3,1-2.
1Mirad qué muestra de amor nos ha dado el Padre, que nos llamemos hijos de Dios; y de hecho lo somos. La razón de que el mundo no nos reconozca es que nunca ha conocido a Dios.
2 Amigos míos, hijos
de Dios lo somos ya, aunque todavía no se ha manifestado lo que vamos a ser;
pero sabemos que cuando eso se manifieste seremos semejantes a él, puesto que
lo veremos como es.
Explicación.
Meditación sobre el «nacer
de Dios» (3,1). Recuerda a los destinatarios su privilegiada condición; muestra
de amor, gr. agapé, unido al verbo «dar»; de hecho explicita
la fuerza del indicativo. Al mundo u orden social, que es injusto y practica la
injusticia, le es imposible conocer a Dios, que es justo, y rechaza a los hijos
de Dios, que practican la justicia (2,29).
Evangelio. Juan 10,11-18.
11. Yo soy el modelo de pastor. El pastor modelo se entrega él mismo por las ovejas;
12. el asalariado, como no es pastor ni son suyas las ovejas, cuando ve venir al lobo, deja las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa;
13. porque a un asalariado no le importan las ovejas.
14. Yo soy el modelo de pastor; conozco a las mías y las mías me conocen a mí,
15. igual que el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre; por eso me entrego yo mismo por las ovejas.
16. Tengo además otras ovejas que no son de este recinto: también a ésas tengo que conducirlas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo pastor.
17. Por eso el Pare me demuestra su amor, porque yo entrego mi vida y así la recobro.
18. Nadie me la quita, yo la entrego por decisión propia. Está en mi mano entregarla y está en mi mano recobrarla. Este es el mandamiento que recibí de mi Padre.
Explicación.
Pastor (11) describe su actividad. No es un pastor más, sino el modelo: su característica es dar su vida para dar vida a los suyos. Figura negativa (12-13), el asalariado, el que mira a su ganancia.
Relación de Jesús con los suyos (14-15). Antes afirmaba un conocimiento personal de cada uno (4), ahora, de la comunidad; conocimiento profundo e íntimo; relación de amor en el mismo Espíritu (1,16), tan profunda que la compara a la que existe entre él y el Padre, basada también en la comunidad de Espíritu. Su conocimiento/amor a los suyos y al Padre lo lleva a dar la vida para así comunicarla a los que le dan su adhesión.
Horizonte de la futura comunidad (16): la humanidad entera (1,9; 3,16; 4,42; 8,12). Jesús forma una comunidad humana (rebaño), pero no funda una nueva institución (recinto, lit. “atrio”, alusión al templo) opuesta a la judía. Su comunidad universal no está encerrada en institución nacional o cultural alguna. Su base son los hombres acabados por el Espíritu; ellos, según los tiempos y los lugares, encontrarán las expresiones adecuadas a la realidad que viven.
Jesús se entrega a sí mismo y así se recobra (17), porque darse a sí mismo significa adquirir la plenitud del propio ser. Se recobra con la plena identidad del Hijo, al que el Padre demuestra su amor. Absoluta libertad de su entrega (18).
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