viernes, marzo 01, 2013

LECTURAS DEL DOMINGO 24 DE MARZO DEL 2013.

PRIMERA LECTURA. Isaías 50,4-7.

Tercer cántico del siervo: sufrimiento y confianza (Is 42,1-9; 49,1-13; 53).

4Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado,
para saber decir al abatido
una palabra de aliento.
Cada mañana me espabila el oído:
para que escuche como los iniciados.
5El Señor me abrió el oído:
yo no me resistí ni me eché atrás:
6ofrecí la espalda
a los que me apaleaban, las mejillas
a los que me mesaban la barba;
no me tapé el rostro ante ultrajes y salivazos.
7El Señor me ayuda, por eso no me acobardaba;
por eso endurecí el rostro como pedernal,
sabiendo que no quedaría defraudado.

Explicación.

50,4. La misión de consolar: 40,1. El profeta vive a la escucha, porque no dispone a su antojo de provisiones de palabras.

50,5. El Señor modela enteramente a su profeta: oído y lengua. Y éste no opone resistencia: tal es su justificación. Tampoco resiste a las injurias humanas. Es su segunda justificación.
        
SALMO. 22,8-9.17-20.23-24.

8 al verme se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
9 "Acudió al Señor, que lo pongas a salvo,
que lo libre si tanto lo quiere".

17 Me acorralan mastines,
me cerca una banda de malhechores.
Me taladran manos y pies,
18 y puedo contar mis huesos.
Ellos me miran triunfantes:
19 se reparten mis vestidos,
se sortean mi túnica.
20 Pues tú, Señor, no te quedes lejos,
fuerza mía, apresúrate a socorrerme;

23 Contaré tu fama a mis hermanos,
en plena asamblea te alabaré.
24 "Fieles del Señor, alabadlo,
linaje de Jacob, glorificadlo,
reverenciadlo, linaje de Israel


Explicación.

22,9 Esas palabras son burla del hombre y desafío de Dios. En boca de los adversarios convierte el poeta la sátira pretendida en elogio involuntario. Desarrolla el tema Sab 2,12-18.

22,17 "Cavan": el hebreo dice "como un león". Diversas correcciones y explicaciones se han propuesto: atar, para que no pueda pelear ni huir; perforar, atravesar, a la luz del relato evangélico. La imaginación puede salvar como metáfora el significado normal "cavar": los mastines a dentelladas abren brechas en antebrazos y pantorrillas.

22,19 Se incautan hasta de la ropa del condenado. Mantos y vestidos podían formar parte del botín de guerra: Jue 5,30; Jos 7,21; 2 Re 7,15.


22,23 "Hermanos" son los miembros del pueblo; designación corriente en Dt.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Los primitivos relatos de la pasión de Jesús utilizaron el más importante salmo de un inocente perseguido y liberado para describir detalles precisos. El salmo es favorito de la liturgia de la pasión. Pero hay que tener en cuenta algunos cambios: el orante del salmo no muere, Cristo muere, su liberación alcanza más allá de la muerte. La liberación del salmo actúa sólo al ser contada; la de Cristo es eficaz en sí y por ello debe ser anunciada. El cristiano se incorpora al sufrimiento de Cristo; la pasión de la víctima inocente denuncia la injusticia humana.  


SEGUNDA LECTURA. Filipenses 2,6-11.

6Él, a pesar de su condición divina,
no se aferró a su categoría de Dios;
7al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
haciéndose uno de tantos.
Así, presentándose como simple hombre,
8se abajó, obedeciendo hasta la muerte
y muerte en cruz.
9Por eso Dios lo encumbró sobre todo
y le concedió el título que sobrepasa todo título;
10de modo que a ese título de Jesús
toda rodilla se doble
-en el cielo, en la tierra, en el abismo-
11y toda boca proclame (Is 45,23)
que Jesús, el Mesías, es Señor,
para gloria de Dios Padre.


Explicación.

Renunció al honor que le correspondía y llegó a entregar su propia vida. No se aferró (6), lit. "no consideró una presa" de la que alardear; se despojó de su rango, lit. "se vació". Presentándose como simple hombre (7), lit. "en su aspecto/en su exterior fue hallado como hombre"; la traducción "presentarse" es el correlativo de "ser hallado"; la frase del original "en su exterior como hombre", implica la carencia de notas distintivas, lo que corresponde a "como simple hombre". Título (9): el griego onoma inidca una designación de la persona, por su nombre, calidad, dignidad o función; aquí se refiere a Señor (11) que es título de dignidad (cf. Ef 1,23).
La obediencia o respuesta de Jesús es total: acepta incluso la muerte en cruz (8). Exaltación como consecuencia de su abajamiento. Señor (11) título divino. La divinidad del Hombre Jesús, oculta en un principio, ha de ser reconocida universalmente; para gloria de Dios Padre, (10-11). La calidad poética y la simetría de este pasaje (2,6-11), su estilo y contenido, tan diferentes de lo que precede y sigue, sugieren que se trata de un poema o himno cristiano ya existente, que Pablo inserta en la carta, quizá adaptándolo.


EVANGELIO. Lucas 22,14--23,1-56 o 23,1-49.

22 14 Cuando llegó la hora, se recostó Jesús a la mesa y los apóstoles con él;
15 y les dijo:
- ¡Cuánto he deseado cenar con vosotros esta Pascua antes de mi Pasión!
16 Porque os digo que no la comeré más hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios.
17 Aceptando una copa pronunció una acción de gracias y dijo:
- Tomad, repartidla entre vosotros;
18 porque os digo que desde ahora no beberé más del producto de la vid hasta que no llegue el reinado de Dios.
19 Y cogiendo un pan pronunció una acción de gracias, lo partió y se lo dio a ellos diciendo:
- Esto es mi cuerpo.
21 Pero mirad, la mano del que me entrega está a la mesa conmigo.
22 Porque el Hombre se va, según lo establecido, pero ¡ay del hombre que lo entrega!
23 Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién podría ser el que iba a hacer aquello.


24 Surgió además entre ellos una disputa sobre cuál de ellos debía ser considerado el más grande.
25 Jesús les dijo:
- Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad sobre ellas se hacen llamar bienhechores.
26 Pero vosotros, nada de eso: al contrario, el más grande entre vosotros iguálese al más joven, y el que dirige al que sirve.
27 Vamos a ver, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? El que está a la mesa, ¿verdad? Pues yo estoy entre vosotros como el que sirve.
28 Sois vosotros los que os habéis mantenido a mi lado en las tentaciones,
29 y yo os confiero la realeza como mi Padre me la confirió a mí.
30 Cuando yo reine, comeréis y beberéis a mi mesa y os sentaréis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.


31 ¡Simón, Simón! Mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como el trigo,
32 pero yo he rogado por ti para que no llegue a faltarte la fe. Y tú, cuando te conviertas, afianza a tus hermanos.
33 Él le repuso:
- Señor, contigo estoy dispuesto a ir incluso a la cárcel y a la muerte.
34 Replicó Jesús:
- Te digo, Pedro, que no cantará el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces.


 35 Y dijo a todos:
- Cuando os envié sin bolsa ni alforja ni sandalias, ¿acaso os faltó algo?
Ellos contestaron:
- Nada.
36 Él añadió:
- Pues ahora, el que tenga bolsa, que la coja, y lo mismo la alforja; y el que no tenga, que venda el manto y se compre un machete.
37 Porque os digo que tiene que realizarse en mí lo que está escrito: "Lo tuvieron por un hombre sin ley". De hecho, lo que a mí se refiere toca a su fin.
38 Ellos dijeron:
- Señor, aquí hay dos machetes.
Les replicó:
- ¡Basta ya!


39 Salió entonces y se dirigió, como de costumbre, al Monte de los Olivos, y lo siguieron también los discípulos.
40 Llegado a aquel lugar les dijo:
- Pedid no ceder a la tentación.
41 Entonces él se alejó de ellos a distancia como de un tiro de piedra y se puso a orar de rodillas,
42 diciendo:
- Padre, si quieres, aparta de mí este trago; sin embargo, que no se realice mi designio, sino el tuyo.
45 Levantándose de la oración fue adonde estaban los discípulos, los encontró dormidos por la tristeza
46 y les dijo:
-¡Conque durmiendo! Levantaos y pedid no ceder a la tentación.


47 Aún estaba hablando cuando apareció gente: el llamado Judas, uno de los Doce, iba en cabeza y se acercó a Jesús para besarlo.
48 Jesús le dijo:
- Judas, ¿con un beso entregas al Hombre?
49 Dándose cuenta de lo que iba a pasar, los que estaban en torno a él dijeron:
- Señor, ¿atacamos con el machete?
50 Y uno de ellos atacó al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha.
51 Jesús intervino diciendo:
- Dejad que lleguen hasta eso.
Y, tocándole la oreja, lo curó.
52 Entonces dijo Jesús a los sumos sacerdotes, a los oficiales del templo y a los senadores que habían ido a prenderlo:
- Habéis salido con machetes y palos, como a caza de un bandido.
53 Mientras a diario estaba en el templo con vosotros, no me pusisteis las manos encima. Pero ésta es vuestra, la del poder de las tinieblas.


54 Lo prendieron, se lo llevaron y lo condujeron a la casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía de lejos.
55 Encendieron un fuego en medio del patio y se sentaron juntos, y Pedro se sentó entre ellos.
56 Una criada, al verlo sentado a la lumbre, se le quedó mirando y dijo:
- También éste estaba con él.
57 Pero él lo negó diciendo:
- No sé quién es, mujer.
58 Poco después lo vio otro y le dijo:
- Tú también eres de ellos.
Pedro replicó:
- No, hombre; yo, no.
59 Pasada la cosa de una hora, otro insistía:
- Seguro, también éste estaba con él, porque es también galileo.
60 Pedro, contestó:
- Hombre, no sé de qué hablas.
Y al instante, mientras aún estaba hablando, cantó un gallo.
61 El Señor, volviéndose, fijó la mirada en Pedro, y Pedro se acordó de lo que el Señor le había dicho: "Antes que cante hoy el gallo, me negarás tres veces".
62 Y, saliendo fuera, lloró amargamente.


63 Los hombres que tenían preso a Jesús le daban golpes burlándose de él.
64 Tapándole los ojos, le preguntaban:
- Adivina, profeta, ¿quién te ha pegado?
65 Y lo insultaban de otras muchas maneras.


66 Cuando se hizo de día, se reunieron los sacerdotes del pueblo, así como los sumos sacerdotes y letrados, y, haciendo comparecer a Jesús ante su Consejo,
67 le dijeron:
- Si tú eres el Mesías, dínoslo.
Él les contestó:
- Si os lo digo, no lo vais a creer,
68 y, si os hago preguntas, no me vais a contestar.
69 Pero de ahora en adelante el Hombre estará sentado a la derecha de la Potencia de Dios.
70 Dijeron todos:
- Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?
Él les declaró:
- Vosotros lo estáis diciendo, yo soy.
71 Ellos dijeron:
-¿Qué necesidad tenemos ya de testimonio? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca.

 

23 1 Se levantó toda la asamblea y condujeron a Jesús a presencia de Pilato.
2 Empezaron la acusación diciendo:
- Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, impidiendo que se paguen impuestos al Cesar y afirmando que él es Mesías y rey.
3 Pilato lo interrogó:
- ¿Tú eres el rey de los judíos?
Él le contestó declarando:
- Tú lo estás diciendo.
4 Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a las multitudes:
- No encuentro ningún delito en este hombre.
5 Ellos insistían:
- Solivianta al pueblo enseñando por todo el país judío; empezó en Galilea y ha llegado hasta aquí.
6 Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo: al enterarse de que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo remitió a Herodes, que estaba también en la ciudad de Jerusalén por aquellos días.


8 Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; hacía tiempo que estaba deseando verlo por lo que oía de él, y esperaba verlo realizar algún milagro.
9 Le hizo numerosas preguntas, pero Jesús no le contestó palabra.
10 Estaban allí los sumos sacerdotes y los letrados acusándolo con vehemencia.
11 Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio; para burlarse de él, le hizo poner un ropaje espléndido y se lo remitió a Pilato.
12 Aquel día se hicieron amigos Herodes y Pilato, que antes estaban enemistados.


13 Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los jefes y al pueblo,
14 y les dijo:
- Me habéis traído a este hombre como si fuera un agitador del pueblo; pues bien, yo lo he interrogado delante de vosotros y no he encontrado en él ninguno de los delitos de que lo acusáis.
15 Herodes tampoco, porque nos lo ha devuelto. Ya veis que no ha hecho nada que merezca la muerte,
16 así que le daré un escarmiento y lo soltaré.

18 Pero ellos gritaron todos a una:
- ¡Quita de en medio a ése y suéltanos a Barrabás!
19 (A este último lo habían metido en la cárcel por cierta sedición acaecida en la ciudad y por asesinato.)
20 Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús.
21 Pero ellos vociferaban:
- ¡Crucifícalo, crucifícalo!
22 Él les dijo por tercera vez:
- Y ¿qué ha hecho éste de malo? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte, así que le daré un escarmiento y lo soltaré.
23 Ellos insistían a grandes voces en que lo crucificara, y las voces iban arreciando.
24 Pilato decidió que se hiciera lo que pedían:
25 soltó al que reclamaban (al que habían metido en la cárcel por sedición y asesinato) y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.


 26 Mientras lo conducían, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que llegaba del campo, y le cargaron la cruz para que la llevase detrás de Jesús.
27 Lo seguía una gran muchedumbre del pueblo, incluidas mujeres que se golpeaban el pecho y gritaban lamentándose por él.
28 Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:
- Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad mejor por vosotras y por vuestros hijos;
29 porque mirad que van a llegar días en que digan: "Dichosas las estériles, los vientres que no han parido y los pechos que no han criado".
30 Entonces se pondrán a decir a los montes: "Desplomaos sobre nosotros", y a las colinas: "Sepultadnos";
31 porque s con el leño verde hacen esto, con el seco, ¿qué irá a pasar?
32 Conducían también a otros, a dos malhechores, para ajusticiarlos con él.
33 Cuando llegaron al lugar llamado "La Calavera", lo crucificaron allí, a él ya los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
34 Jesús decía:
- Padre, perdónalos, que no saben lo que están haciendo.
Se repartieron su ropa echando suertes.
35 El pueblo se había quedado observando. Los jefes, a su vez, comentaban con sorna:
- A otros ha salvado; que se salve él si es el Mesías de Dios, el Elegido.
36 También los soldados se burlaban de él; se acercaban y le ofrecían vinagre
37 diciendo:
- Si tu eres el rey de los judíos, sálvate.
38 Además, tenía puesto un letrero:

ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS

39 Uno de los malhechores crucificados lo insultaba:
- ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti y a nosotros.
40 Pero el otro se lo reprochó:
- Y tú, sufriendo la misma pena, ¿no tienes siquiera temor de Dios?
41 Además, para nosotros es justa, nos dan nuestro merecido; éste, en cambio, no ha hecho nada malo.
42 Y añadió:
- Jesús, acuérdate de mí cuando vengas como rey.
43 Jesús le respondió:
- Te lo aseguro: Hoy estarás conmigo en el paraíso.
44 Era ya eso de mediodía, cuando la tierra entera quedó en tinieblas hasta media tarde,
45 porque se eclipsó el sol; y la cortina del santuario se rasgó por medio.
46 Jesús clamó con voz muy fuerte:
- Padre, en tus manos pongo mi espíritu.
Y, dicho esto, expiró.
47 Viendo lo que había ocurrido, el centurión alababa a Dios diciendo:
- Realmente este hombre era justo.
48 Todas las multitudes que se habían reunido para este espectáculo, viendo lo que había ocurrido, fueron regresando a la ciudad, dándose golpes de pecho.
49 Todos sus conocidos se habían quedado a distancia, y también las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea y que estaban viendo aquello.


 50 Había un miembro del Consejo, de nombre José, hombre bueno y justo,
51 que no se había adherido ni al designio ni a la acción de los demás. Era natural de Arimatea, ciudad judía, y aguardaba el reinado de Dios.
52 Éste acudió a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
53 Lo descolgó, lo envolvió en una sábana y lo puso en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía.
54 Era día de Preparación y rayaba el día de precepto.
55 Las mujeres que habían llegado con Jesús desde Galilea habían acompañado a José para ver el sepulcro y cómo colocaba su cuerpo.
56a A la vuelta prepararon aromas y ungüentos.


EXPLICACIÓN.

14-23. La denominación los apóstoles o enviados (= 22,11: "los discípulos"), pone a la eucaristía bajo el signo de la misión: el compromiso que ella supone será el que los capacite para llevarla a cabo. Vivo deseo (15), en relación con el de completar su obra (12,50) y con el hambre en el desierto (4,2). En esta cena Jesús va a dejar el alimento de su comunidad para el futuro (cf. 11,3; 12,37).

La Pascua, el éxodo liberador (cf. 9,31), no es sólo para Israel, sino para la humanidad entera: no tendrá plena realidad hasta que los paganos reciban el mensaje (16: el reino de Dios; cf. 9,27; 13,28s; 21,31).

Lc difiere de Mt y Mc por colocar una copa antes del pan. Jesús acepta la copa (17): se adivina la figura del Padre que le ofrece su pasión y muerte 8cf. 22,42) como expresión de la entrega total por amor a la humanidad. Esta copa/amor es un del del Padre a Jesús y a todos los hombres; da gracias al Padre por ese amor, que es en él una realidad (3,22: el Espíritu) e invita a los discípulos a aceptarlo, comprometiéndose a una entrega como la suya (9,24).

El producto de la vid (18), alusión a la parábola de los viñadores (20,9-19); el reinado de Dios, inaugurando con la entrada de los paganos (20,16: "dará la viña a otros"); la calidad de amor expresada por la copa (5,37s: el vino nuevo) se hará realidad cuando se extienda la misión a la humanidad entera (cf. hch 1,8). La aceptación de la copa renueva el compromiso de Jesús en su bautismo (3,21-23; cf. 12,50); su aceptación por los discípulos implica el mismo compromiso y la recepción del Espíritu.

Una vez confirmado su compromiso, Jesús se entrega como modelo de vida y para comunicar vida (el pan) a los que han hecho el mismo compromiso sin miedo a la muerte (la copa). Por propia iniciativa coge un pan (19), don de Dios creador (acción de gracias). Este pan, que lo representa a él mismo, es el don máximo de Dios: el HOmbre-Dios en quien culmina la creación.

Las palabras que explican el significado del pan son las de Mc 14,22. El cuerpo = la persona en su identidad reconocible, presencia y actividad. El pan/cuerpo dado a los discípulos lleva consigo el don del Espíritu, respuesta de Jesús a los que han hecho un compromiso semejante al suyo. Lc no menciona que los apóstoles beban de la copa o coman el pan. La respuesta a la invitación de Jesús tendrán que darla con su propia vida.

De este análisis se desprende que los vv. 19-20: "que se entrega por vosotros; haced lo mismo en memoria mía. Después de cenar hizo igual con la copa diciendo: "Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros", son una interpolación inspirada en 1 Cor 11,24b-25. De hecho, están ausentes en el cld. Beza y en algunas versiones occidentales, la lengua presenta rasgos no lucanos y el significado de la segunda copa no podría ser distinto del de la primera, la aceptación por parte del discípulo de la entrega de Jesús y de la suya propia. Además, el texto breve explica la denominación "la fracción del pan" usada por Lc para la eucaristía (Hch 2,42.46; 20,7.11), sin alusión a la copa.

Mención del traidor (21s), vse. Mc 14,18-21. Perplejidad de los discípulos (23). 


24-30 Los discípulos no han hecho el compromiso significado por la copa: siguen manifestando su deseo de grandeza (9,46-48) (24). Bienhechores (25), título que se asignaban algunos reyes helenistas. A diferencia de los reinos paganos, en el reino de Dios (sociedad alternativa) no hay lugar para el dominio (cf. 1 Sm 8,5) ni éste se considera un beneficio; se practica la igualdad y el servicio mutuo (26).

El más joven, que carecía de todo rango, opuesto al "anciano"/presbítero, institución judía (cf. 22,66: senadores = presbíteros/ancianos). El liderazgo se identifica con el servicio. Jesús pone como ejemplo su propio comportamiento (27); ante esto, no cabe invocar privilegios.

Las tentaciones (28) remiten a las del desierto (4,1-13), verificadas a lo largo de la vida pública. Aunque no aceptan la entrega del Hombre (9,22.44s; 18,31-34), los discípulos no han abandonado a Jesús. A esta lealtad responderá Jesús con el don de su propia realeza (la del Mesías/Ungido por el Espíritu, que hace hijos de Dios, 3,22), para que puedan participar en el banquete de su Reino (29).

Cuando yo reine (30), lit. "en mi Reino", el reinado de Dios ejercido en la tierra (cf. 5,24: autoridad de Jesús en la tierra, perdonando y dando vida; contraste con 22,25: dominio de los reyes de las naciones). El juicio se inaugurará con la muerte de Jesús: a lo largo de la historia, la respuesta de la comunidad creyente juzgará la actitud del Israel histórico que ha rechazado al Mesías, su rey (cf. 13,28-30; 14,24; 23,39-43).


31-34. Simón Pedro, en nombre de todos, había identificado a Jesús con el Mesías nacionalista de la expectación popular (9,20). A pesar de la explicación de Jesús (9,21s), los discípulos siguen aferrados a esa idea mesiánica. Ésta dará pie a la tentación, y es Pedro el que se encuentra en mayor peligro.

Jesús lo llama por su nombre (31: Simón, Simón; cf. 10,41: "Marta, Marta", figura de los Doce), no por el sobrenombre; la repetición subraya la importancia del aviso. Satanás, el poder y su ambición (cf. 22,24), encarnados en el mesianismo nacionalista. Cribar, separar el trigo de la paja. Las tentaciones que han fallado con Jesús se dirigen ahora contra el grupo de discípulos, intentando destruirlo. Judas ya ha sido vencido (22,3).

La oración de Jesús pretende conseguir que el espíritu nacionalista de Pedro no acabe prevaleciendo sobre la adhesión a él. Afianzar a los hermanos (32) en la adhesión a Jesús. El momento de la prueba será el de la pasión y muerte de Jesús, cuando todos van a fallar.

Pedro no acepta el aviso; quiere mostrar que no necesita que Jesús ore por él (33). Ante su presunción, Jesús lo llama por el sobrenombre (34: Te digo, Pedro/piedra, cf. 6,14), que retrata su obstinación. Tres veces, negación total y definitiva; la oración de Jesús no consigue evitar su defección. Sólo el amor indefectible de Jesús lo rescatará de ella (22,61s). La plena conversión de Pedro requerirá un largo proceso (22,54-62; Hch 10,11-16; 11,5-10; 12,11.17).   


35-38. Jesús les recuerda las condiciones en que envió a ellos y a otros a la misión (9,3; 10,4). Las circunstancias han cambiado; entonces, aunque fueran rechazados (9,5), no llegó a peligrar su vida; Jesús era considerado un profeta (9,7s). Ahora en cambio, va a ser condenado como un criminal; sin ley, como un pagano (Is 53,12) (37). La hostilidad contra los discípulos va a ser extrema, como la que existe contra Jesús (cf. 9,22.44, contra el Hombre).

Bolsa, alforja, machete (36): nadie va a proporcionarles sustento ni a defenderlos; no podrán contar con ayuda alguna. Llevados de su deseo de triunfo, interpretarán literalmente el dicho de Jesús y se muestran dispuestos a luchar (cf. 22,33: la prontitud de Pedro) (38). Jesús expresa su hastío (cf. 1 Re 19,4; Dt 3,26). 


39-46. El lugar era habitualmente frecuentado por Jesús (39s); éste no se oculta para evitar su prendimiento. Invita a los discípulos a renunciar a su proyecto mesiánico nacionalista (40: la tentación). La petición a Dios les haría comprender el designio divino. Lc recalca la oración de Jesús en los momentos decisivos de su vida (cf. 3,21; 5,16; 6,12; 9,18.28s; 11,1). Orar de rodillas, cf. 1 Re 8,54; Esd 9,5; Dn 6,11.

Como Jesús pone el designio del Padre por encima de cualquier designio propio (42), ellos deberían aceptar el destino del Hombre (9,22.44; 18,31-33), renunciando a la idea de Mesías que se han forjado. El trago (42), lit. "la copa" (cf. Sal 11,6; 16,5; 23,5), conexión con 22,17s. Ésta es la copa que el Padre le ofrecía y que los Doce debían repartir entre ellos.

Ls vv. 43-44: "Se le apareció un ángel del cielo, que lo animaba. Al entrarle la angustia se puso a orar con más insistencia; le chorreaba hasta el suelo un sudor parecido a goterones de sangre", no son originales de Lc, sino una inserción, aunque el texto es muy antiguo. Subrayan la dureza de la lucha interior de Jesús.

Los discípulos no han hecho caso de la recomendación de Jesús (cf. 9,32); se prepara la defección (45s). 



47-53. El beso de Judas (47) provoca la reacción de Jesús: bajo la amistad se esconde la traición (48); entregar al Hombre, traicionar todo valor humano. Los discípulos están dispuestos a la lucha (cf. 22,38); intento de defensa violenta (49), detenido por Jesús. Cortar la oreja al siervo/representante del sumo sacerdote (50), intento de destituir al detentador de un sacerdocio ilegítimo (cf. Éx 29,20; Lv 8,23); la curación (propia de Lc) (51) muestra que Jesús no pretende tomar el puesto de la institución judía.

Presencia de las autoridades (52, cf. 22,4). Bandido designaba a los nacionalistas violentos (cf. 6,15: Simón el Fanático). Jesús ha venido para liberar a los que viven en las tinieblas/opresión (cf. 1,79). La hora/muerte de Jesús pondrá fin a la hora de las tinieblas; su victoria permitirá salir de su dominio. Lc no menciona la huida de los discípulos (53). 


54-62. Pedro sigue a distancia: no comparte la actitud de Jesús (54). Se mezcla con los que lo han prendido (55). Comienza el juicio de Pedro: por mantener su ideal de un mesías triunfador, niega tres veces (de modo definitivo) ser discípulo de Jesús; ha sucumbido a la tentación (22,31.34.40.46). Declara no saber quién es Jesús (56s), no pertenecer al grupo de sus compañeros (58), ni entender siquiera lo que significa estar con Jesús (59s). Jesús no lo abandona; su mirada vence la obstinación de Pedro (61s). 

63-65. Los esbirros pretenden ridiculizar la fama de profeta que tenía Jesús entre el pueblo (7,16; 9,7s.29). 

66-71. Reunión del Consejo (66). Los dirigentes saben más que las multitudes; no preguntan a Jesús si es un profeta, sino si es el Mesías. No comparecen testigos ni se presentan acusaciones. Jesús no puede aceptar el título de Mesías sin más explicación (cf. 9,20s) (67s). Quieren que se declare Mesías para acusarlo ante la autoridad romana (cf. 23,2).

23,1-6.Declaración de Jesús (69): rango divino del Hombre, a quien Dios va a reivindicar contra sus enemigos (Sal 110,1; cf. Mc 20,42s) en la historia (de ahora en adelante), a comenzar por la ruina de Jerusalén y de la nación judía. Condenar al Hombre es oponerse a Dios. El Hijo de Dios (cf. 1,35) implica la idea del Mesías (cf. Sal 2,7) (70) y esta declaración les basta. No hay sentencia por parte del Consejo (71). 


 El Consejo en pleno conduce a Jesús. Ausencia del pueblo (1). Inculpación: agitación sediciosa; prohibir pagar el tributo, propio de los nacionalistas exaltados (cf. 20,20-26); Mesías-rey: añaden el segundo término para que Pilato perciba claramente las implicaciones del primer título: rival del emperador (2).

Pilato interroga, queriéndose cerciorar de la verdad de la acusación (3): estima que la respuesta de Jesús no es motivo suficiente para condenarlo (4). Los dirigentes refuerzan la acusación indicando el ámbito de la actividad de Jesús; la mención de Galilea, reducto de los nacionalistas fanáticos, debe aumentar las sospechas (5). Herodes, tetrarca de Galilea (3,1; cf. 9,7-9; 13,31), podía tener más información sobre la actividad de Jesús en aquella región (6s). 


8-12. Gran curiosidad de Herodes (cf. 9,9), que Jesús no satisface. Como en otra ocasión (13,31s), no reconoce la autoridad de Herodes (8s). Acusación insistente (10). Herodes no entiende a este preso, que no se defiende ni le pide ayuda; lo trata como a un loco (11). Los poderosos se reconcilian a costa de la dignidad de un hombre (12). 

Todo Israel, dirigentes y pueblo, convocado por Pilato a participar en el juicio de Jesús (13). Dos testigos a favor de la inocencia: Pilato y Herodes (14s); deberían bastar para probarla (cf. Dt 19,15).

Escarmiento (16): Pilato no asume su responsabilidad. De ahí la reacción unánime. (Ciertos mss. añaden un v.17, no auténtico). Odio a Jesús de sus dirigentes y pueblo (18). Barrabás, rebelde y asesino (19). Hasta ese momento, el pueblo había estado con Jesús (cf. 19,48; 20,19; 21,38); ahora se pone contra él y toma partido por los dirigentes (cf. 11,24-26); no sólo se somete a sus opresores, sino que se hace cómplice de su asesinato.

Nuevo intento de Pilato y oposición irreductible (20s). Tercer intento, sin resultado; su actitud indecisa lo ha perdido (22). Cede al clamor. La libertad de Barrabás presagia la violencia que dará lugar a la destrucción de Jerusalén (cf. 19,43s); la ciudad no reconoce lo que lleva a la paz (19,42) (23).

La triple negación de Jesús por parte del pueblo es definitiva, como la de Pedro. Éste, sin embargo, se arrepentirá de ella, por no haberse aliado con el sistema injusto; el pueblo, en cambio, al igual que Judas, no ha dado nunca plena adhesión a Jesús y, ante su aparente fracaso e impotencia, opta por aliarse con los más fuertes. Pilato cede en toda la línea (24). Israel ha rechazado al Mesías (20,14s) (25). 


26-49. Como en Mt y Mc, Simón de Cirene (cf. Hch 11,20; 13,1: discípulos oriundos de Cirene) es figura del discípulo que hace suya la cruz de Jesús, llevando su seguimiento hasta el final (9,23; 14,27); contrasta con Simón Pedro, que ha negado a Jesús (26).
La gran muchedumbre que seguía a Jesús (27) representa al Israel mesiánico (muchedumbre del pueblo) que no ha renegado de él ni lo ha traicionado, pero que sólo lo sigue al modo como las plañideras acompañan un cortejo fúnebre (incluidas mujeres... lamentándose por él, cf. 8,52). Sobre la falsilla de la profecía de Zacarías, gran número de seguidores "hacen duelo por él como por un hijo único, lloran como se llora a un primogénito" (Zac 12,10-14).

Jesús no acepta ese duelo (cf. 7,13); por quien deben hacer duelo es por la ciudad de Jerusalén, cuya representación ellas asumen (Hijas de Jerusalén) y de cuya destrucción serán testigos (28). Profecía de Jesús al salir de Jerusalén (29-31, como al acercarse a ella (19,41-44). Más llanto merece la ruina del pueblo, consecuencia del rechazo del Mesías, que su propia muerte (cf. 21,23; Os 9,12). Cita Os 10,8 para indicar el horror del desastre (30). Dicho proverbial: leño verde, el que ofrece la paz; leño seco, los que profesan la violencia (31).

Malhechores: quieren que recaiga sobre Jesús la calificación de sus compañeros de suplicio (cf. 22,37) (32s). Padre, perdónalos: Jesús no reconoce culpa propia (cf. 23,41), pero afirma la ajena; ora por sus enemigos (6,27s.35s), excluyendo todo sentimiento de odio o de deseo de venganza contra ellos (cf. Hch 7,60) (33). Reparto de la ropa (cf. Sal 22,18); suertes/sorteo, término consagrado para el reparto de la tierra prometida (Nm 26,55; 36,2, etc.: Sal 22,19) (34).

Tres reacciones negativas: a) el pueblo (diverso de la "muchedumbre" del pueblo" de v.27), Israel, curiosidad burlona, como los mirones de 14,29. b) Los jefes, a su vez, ironizan (cf. 4,23: "Médico, cúrate tú"); no pueden concebir a un Mesías que muera ni a un Elegido (Is (42,1) al que Dios abandones (35): mantienen la idea del mesianismo triunfal. c) También los soldados se burlan (36): los ejecutores de la violencia del poder romano no pueden comprender a un rey que no hace nada por defenderse (37); el vinagre, símbolo del odio (Sal 69,22). También el letrero indica la irrisión (38: éste, colocado en el texto griego al final de la frase, despectivo).

Reacción de los malhechores: Uno sigue el ejemplo de los dirigentes y los soldados: la impotencia de Jesús para salvarlos de la muerte muestra la falsedad de su pretensión mesiánica (39); en todas las burlas, la idea de salvación es la de escapar de la muerte física (cf. 9,24). El otro increpa a su compañero: aunque el suplicio sea el mismo, no va a serlo la sentencia definitiva que se aproxima (40). Se confiesa culpable y reconoce a Jesús inocente (41). La respuesta de Jesús sobrepasa toda su esperanza (42s): no un día indeterminado, sino hoy (cf. 2,11; 4,21; 5,26; 19,5.9); no sólo se acordará de él, sino que participará de su reino. El paraíso: el mundo futuro no está relegado al final de la historia; se inaugura con la muerte de Jesús.

Mediodía (44), lit. "hora sexta"; tinieblas, vse. Mc 15,33. El templo ha perdido su función y queda vacío (cf. 13,35). Dios está ahora patente en la cruz de Jesús (45). Grito (46): pone en manos del Padre el Espíritu que había recibido (3,22), y que volverá a tomar para derramarlo sobre los suyos (Hch 2,33), se expresa así la voluntariedad de la muerte (cf. Sal 31,6, del justo que padece).

El pagano comprende lo que no ven los judíos (cf. 13,29); es un discípulo de la Sabiduría (7,35) (47). Pesar y arrepentimiento de las multitudes (cf. 18,13; Hch 2,37) (48, cf. v.35a): lo ocurrido, en particular las tinieblas, anuncia desastre para el pueblo (Am 8,9; Jr 15,8s). Los conocidos (49), a distancia (cf. 22,54, de Pedro): no comprenden el significado de la muerte. Mujeres (cf. 8,2s), testigos de la muerte, como lo serán de la sepultura (23,55) y de la resurrección (24,10). 


50-56a. José, personaje influyente y hombre recto, que no se había hecho cómplice de la muerte de Jesús; para un judío, la expectación del reinado de Dios se concretaba en el reino mesiánico (50s). Jesús había sido una esperanza, pero ha fracasado; José quiere de algún modo reparar la injusticia cometida. Representa al Israel fiel en medio del ambiente judío.

Sepulcro inaugurado por Jesús (53): nueva manera de morir que lleva consigo la victoria sobre la muerte (9,24). También las mujeres creen que todo ha terminado con la muerte. Se preparan para embalsamarlo (55-56a). 

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