sábado, octubre 01, 2011

Viernes 14 de Octubre de 2011. Lc 12,1-7.

12 1 Entretanto, miles y miles de personas se habían aglomerado hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose en primer lugar a los discípulos:
- Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
2 Pero nada hay encubierto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse;
3 porque lo que dijisteis al oído se pregonará desde las azoteas.
4 Os digo a vosotros, mis amigos: No temáis a los que matan el cuerpo y de3spués no pueden hacer más.
5 Os voy a indicar a quién tenéis que temer: Temed a aquel que, después de matar, tiene poder par arrojar al quemadero. Sí, os lo digo, a éste temedle.
6 ¿No se venden cinco gorriones por cuatro cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo de ellos está olvidado por Dios.
7 Es más, hasta los pelos de vuestra cabeza están todos contados. No tengáis miedo: valéis más que todos los gorriones juntos.


EXPLICACIÓN.

F. Instrucción a los discípulos y a las multitudes. 12,1-13. Nuevo escenario. Enorme cantidad de gente: reacción popular en favor de Jesús que ha denunciado a fariseos y juristas; el pueblo se siente liberado de la opresión religiosa (1a). Largo bloque constituido por dos secuencias. En la primera (12,1b-53), Jesús se dirige principalmente a los discípulos; en la segunda (12,54-43,9), a las multitudes.

Primera secuencia: 1b-53. Se dirige a los discípulos para prevenirlos por primera vez contra el proceder fariseo (conexión con el episodio anterior), el de la apariencia honrada e interior corrompido (hipocresía) (11,39), que se infiltra y corrompe a los demás (levadura). Todo lo oculto quedará patente; para los discípulos, la coherencia de la conducta con el mensaje es indispensable (1b-3).

Dos desarrollos: negativo y positivo. Desarrollo negativo: Amigos, cf. 5,34 (los amigos del esposo); 7,34 (amigo de recaudadores y descreídos). Quiere liberar del miedo a los discípulos, que son los apóstoles y profetas que él va a enviar (11,49). La muerte física, única que pueden infligir los perseguidores (cf. 10,3; 11,49-51), no es el final; en cambio, ceder por miedo significa someterse al sistema enemigo del hombre, que, al corromperlo (2s), le quita la vida (9,24s) y lo lleva a la ruina definitiva (4,6 y 22,53: la autoridad del diablo/de las tinieblas) (5). Amor de Dios por los discípulos (6s).

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