PRIMERA LECTURA. Hechos 2,14.22-23.
14 Pedro, de pie con los Once, alzó la voz y les dirigió la palabra:
- Judíos y todos los que residís en Jerusalén, enteraos bien de lo que pasa y prestad oídos a mis palabras;
22 Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús el Nazoreo, hombre que Dios acreditó ante vosotros, realizando por su medio milagros, prodigios y señales, como vosotros mismos sabéis.
23 A éste, entregado conforme al designio previsto y decretado por Dios, vosotros, por manos de hombres sin ley, lo matasteis en una cruz.
Explicación.
Pedro se dirige tanto a los judíos como a los demás residentes en Jerusalén (14b).
Pedro restringe su auditorio a los judíos (22a). Presenta la figura de Jesús recordando su ascendencia davídica ("Nazoreo") y apelando a sus obras (22b-23).
SALMO. 16,1-2.5.7-11.
1 ¡Guárdame, Dios, que me refugio en ti!
2 Declaro:
al Señor,
Tú eres mi dueño,
no tengo bien fuera de ti.
5 El Señor es la porción de mi lote y de mi copa;
tú controlas mi suerte:
7 Bendigo al Señor que me aconseja,
aun de noche me instruyen mis entrañas.
8 Pongo siempre al Señor ante mí,
con él a mi derecha no vacilaré.
9 Por eso se me alegra el corazón,
siento un gozo entrañable,
aun mi carne habita segura;
10 pues no entregarás mi vida al Abismo,
ni dejarás al fiel tuyo ver la fosa;
11 me enseñarás un camino de vida,
me colmarás de gozo en tu presencia,
de delicias perpetuas a tu diestra.
Explicación.
16,1 El comienzo es una variante de comienzo convencional. Se dirige al Dios supremo, ´el , como "guardián": cfr.. Sal 121.
16,2 El femenino "bien" aplicado al Señor es excepcional; puede estar inducido por el tema de la tierra; cfr. Sal 65,12; 68,11. Otros leen pregunta retórica así: "mi dicha ¿no está en ti?".
16,5 En el reparto de la tierra los levitas no reciben un lote, pues deben vivir del templo: Nm 18,20s; Dt 10,9; 18,1.
Este verso pesa mucho en la reconstrucción del comienzo.
16,7 El Señor es mi consejero personal. A su consejo reacciona la intimidad más honda, "los riñones" como sede de pasiones, como zona semiconsciente que el Señor sondea e ilumina. Es fórmula excepcional.
16,8 También excepcional por el verbo tan escogido y por ser el orante sujeto: la presencia de Dios se hace constante en la conciencia. Véase en contraste Ez 14,3. "Vacilar": en el supuesto, sacerdotal, o en la posición, vital.
16,9 kabod puede sustituir a un pronombre enfático de primera persona. Se sospecha que el original decía kabed=hígado, o sea, un gozo visceral. También es expresión única "mi carne habita", pienso que inducida por el tema del reparto de la tierra. Mi carne, tan débil y caduca, se establece con seguridad, por lo que sigue.
16,10 Siendo Dios "mi dueño", a él pertenezco, no al polvo, y nadie me podrá arrebatar, ni el poder supremo de la muerte. La experiencia de la intimidad con Dios hace vislumbrar la inmortalidad, como en el Sal 73 y quizá en Sal 49,16.
16,11 Aunque bien establecido, se encuentra en camino: vivir es progresar hacia un término positivo: gozo, saciedad, delicias sin fin. Moisés pidió al Señor que le mostrara el camino, y el Señor accedió (Éx 33,13); pidió ver su gloria, y el Señor le enseño su bondad, no su rostro (Éx 33,18-20). El orante del salmo comienza con la "bondad"; al final Dios le enseña el camino y muestra su rostro. Más allá no queda nada.
TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.
Aplican el salmo a Cristo resucitado. Hch 2,24 y 13,34. Pronunciado por Cristo, con variedad de aplicaciones, puede ser pronunciado por el cristiano con la esperanza segura de su resurrección.
SEGUNDA LECTURA. 1 Pedro 1,17-21.
17Además, si podéis llamar Padre a aquel que juzga imparcialmente las obras de cada uno, conducíos con respeto mientras estáis aquí de paso, 18porque sabéis con qué os rescataron del modo de vivir idolátrico que heredasteis de vuestros padres: no con oro ni plata perecederos, 19sino con una sangre preciosa, la del Mesías, cordero sin defecto y sin mancha, 20escogido desde antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por vosotros. 21Por medio de él confiáis en Dios que lo resucitó de la muerte y lo glorificó; así vuestra fe y esperanza están puestas en Dios.
Explicación.
El privilegio de llamar Padre al que los demás hombres miran como juez debe aumentar el respeto por aquel a quien se debe tal gratitud y que merece tal confianza (17). Estáis aquí de paso, cf. 1,1: «emigrantes dispersos»; sangre preciosa (19), la muerte del Hijo de Dios; cordero, etc., cf. Éx 12,5; Is 53,7. El plan de Dios existía desde siempre (20). La resurrección de Jesús, cuya vida se experimenta en la comunidad, es el fundamento de la confianza en el Padre (21).
EVANGELIO. Lucas 24,13-35.
13 Aquel mismo día, dos de ellos iban camino de una aldea llamada Emaús, distante una dos leguas de Jerusalén,
14 y conversaban de todo lo que había sucedido.
15 Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos,
16 pero algo en sus ojos les impedía reconocerlo.
17 Él les preguntó:
- ¿Qué conversación es esa que os traéis por el camino? Se detuvieron cariacontecidos,
18 y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:
- ¿Eres tú el único de paso en Jerusalén que no se ha enterado de lo ocurrido estos días en la ciudad?
19 Él les preguntó:
- ¿De qué?
Contestaron:
- De lo de Jesús Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo;
20 cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron,
21 cuando nosotros esperábamos que él fuese el liberador de Israel. Pero, además de todo eso, con hoy son ya tres días que ocurrió.
22 Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han dado un susto: fueron muy de mañana al sepulcro
23 y, no encontrando su cuerpo, volvieron contando que incluso habían tenido una aparición de ángeles, que decían que está vivo.
24 Algunos de nuestros compañeros fueron también al sepulcro y lo encontraron tal y como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron.
25 Entonces Jesús les replicó:
- ¡Qué torpes sois y qué lentos para creer en todo lo que dijeron los profetas!
26 ¿No tenía el Mesías que padecer todo eso para entrar en su gloria?
27 Y, tomando pie de Moisés y los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.
28 Cerca ya de la aldea adonde iban, hizo ademán de seguir adelante,
29 pero ellos le apremiaron diciendo:
- Quédate con nosotros, que está atardeciendo y el día va ya de caída.
Él entró para quedarse con ellos.
30 Estando recostado con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo ofreció.
31 Se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció de su vista.
32 Entonces se dijeron uno a otro:
- ¿No estábamos en ascuas mientras nos hablaba por el camino haciéndonos comprender la Escritura?
33 Y levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén; encontraron reunidos a los Once con sus compañeros,
34 que decían:
- Realmente ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.
35 Ellos contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir al pan.
EXPLICACIÓN.
Episodio propio de Lc. Los dos discípulos pertenecen al círculo descrito en 24,9.11. Tema obligado de conversación: los sucesos recientes (14); falta de acuerdo. Tienen en sí mismos un obstáculo que les impide reconocer a Jesús (15s).
Para ellos, Jesús era sólo un profeta aun siendo discípulos, no han superado la idea del pueblo (7,16; 9,8.19); se han equivocado al esperar más de él (19). Siguen apegados a la institución judía (los sumos sacerdotes y nuestros jefes). Esperaban un Mesías salvador de Israel (1,68s), no de la humanidad (cf. 2,30-32). No se han enterado de las repetidas predicciones de Jesús (9,22.44s; 18,32-34). Esperando solamente un triunfo terreno, ni siquiera los indicios de la resurrección han reavivado su esperanza. Su idea de Mesías se ha derrumbado con la muerte de Jesús (22-24).
Reproche (25). El verdadero Mesías tenía que ser rechazado por la sociedad injusta. El nuevo éxodo lleva a una vida que no está sujeta a la muerte (su gloria) (26). Moisés y los Profetas (cf. 9,30 my 24,4: "los dos hombres"): tal era la promesa contenida en el AT. La teología oficial del triunfo nacionalista era falsa (cf. 19,30; 20,41-44) (27).
La escena del pan (28-32) no está en relación directa con la eucaristía (22,19), sino con el episodio de los panes (9,12-17: bendición del pan, no acción de gracias). Jesús vuelve a darles la señal que llevó a su reconocimiento por Mesías (9,18-20): les enseña así la entrega y el don de sí mismos significados por el pan y necesarios para entender su entrega como Mesías. Sólo entonces se les abrieron los ojos (cf. Is 35,5: "abrir los ojos", metáfora de liberación): su doctrina mesiánica les impedía ver (cf. v.16) (31). Jesús desaparece: el modo de su presencia no es como el de antes.
Comentario unánime; ya no hay desacuerdo. Estábamos en ascuas (32), lit. "nuestro corazón ardía", señal de tensión interior que desemboca en la palabra y en la acción (Sal 39,4). Encuentro con los Once y el grupo. Simón, no "Pedro", nombre de su obstinación (cf. 22,62: llanto de Pedro) (33s). Se repite la idea de que Jesús se da a conocer en el partir del pan, es decir, en el don de sí mismo que ha de ser continuado por los discípulos y cuyo símbolo permanente será la eucaristía (35).